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jueves, 20 de diciembre de 2007

FERMIN SALVOCHEA CONTRA LA TIRANIA Y LA OPRESION

Fermín Salvochea contra el absolutismo, la tira­nía y la opresión del País.

¡Que lástima! ¡Que dolor! La tierra les sea leve.

¡Quien lo hubiera dicho! iComo era posible creer tanta perver­sidad! ¡Y se hablará de fieras! ¡Que mayor fiera que el hombre mismo! ¡A cuantos crímenes conduce el primer paso que se dá en el camino del vicio! iCuan fácil es ahogar el grito de la con­ciencia cuando se ha conseguido encallecer el corazón!
Cádiz, la heróica Cádiz, la que en medio de las borrascas que agitan a la Europa entera, había sabido huir de los escollos y evitar el naufragio, acaba de perder en un momento de error los hermosos títulos de culta y católica. Rotos los diques que la religión y las leyes oponían al desenfreno y al libertinaje, por donde quiera que volvamos los ojos, no vemos más que lágri­mas, ruinas, desesperación y sangre. ¡Que cuadro tan horroro­so presenta una ciudad sembrada de cadáveres!

No es a nosotros a quienes tocaba enjugar el llanto de tan­tos huérfanos desgraciados, pero cuando los que debían hacer­la no lo hacen ¿como permanecer sordos a la voz de la razón? ¿Como olvidar los sagrados deberes, que nos imponen la misma naturaleza? A pesar de la corrupción general y de esa indiferencia que parece ser el distintivo del siglo XIX, no han lle­gado por fortuna hasta nosotros sus fatales efectos. A vista de tantos crímenes la sangre hierve en nuestras venas; el corazón quiere salirse del pecho y para mayor dolor ni aún llorar pode­mos. ¿Por qué, pues, extraña, que aceptando todas las conse­cuencias de nuestro arrojo, nos presentamos hoy como defen­sores de los desgraciados, a quienes tan tiránicamente se ultraja, maltrata y asesina en mitad del día y en medio de las calles más públicas? Muchos y muy grandes son los peligros que nos cercan, pero la causa que defendemos es santa, y el cielo debe ayudamos en tan grande obra. No corremos tras cruces ni calvarios. No nos mueve tampoco ese metal por el cual todos suspiran. No queremos más recompensa que las bendiciones de los inocentes, cuyos derechos vamos a recla­mar. Pero si en tan sangrienta lucha quedásemos vencidos, quizás otros siguiendo nuestros pasos con mejor fortuna y menos obstáculos, lograran afianzar el reinado de la paz sobre la tierra, y derramaran una lágrima de gratitud sobre el sepulcro de los primeros adalides.
No pensamos intimidarnos, tiranos de la tierra. Inventad si quereis nuevos suplicios para castigar nuestro heróico valor. Todo será inútil. Nada nos amedra. ¿Que es la muerte para el esclavo? el último eslabón de su cadena. El principio de la feli­cidad.
¡Libertad! ilgualdad! ¡Justicia! ¿Y os atreveis a marchar con vuestros labios palabras tan puras? Y os avergonzais de pro­nunciar unos nombres tan sagrados? iLibertad! A la sombra de esa constitución tantas veces jurada, dominan tranquilos unos inocentes creyendo poder gozar sin zozobras los derechos de pacíficos ciudadanos; pero vosotros turbásteis su sueño. ilgualdad! Confiados en ella os dieron el dulce nombre de ami­gos, velaron por vuestra hacienda, sacrificaron a vuestro capri­cho miras de ambición, vínculos de familia.
Todos los lazos que los ligaban a la sociedad los hicieron pedazos por vosotros, porque gritábais justicia y de esta palabra esperaban mucho bien. ¿Y habeis tenido valor para engañar a criaturas tan leales? Sí, lo habeis tenido. Es verdad que lo ten­dísteis la mano de amigos, pero también es verdad que esa mano encerraba un veneno que mata, y ellos aceptaron la mano y el veneno, y cuando conocieron su error y vuestra maldad, la risa sardónica del verdugo se mezcló con los últimos acentos de su moribunda víctima. ¡Que espectáculo tan horroroso! Nosotros vimos a esos inocentes exhalar sus últimos suspiros entre ayes y lamentos que traspasaban el corazón. Nosotros oimos sus quejas entre agonías mortales; recogimos sus últimos suspiros; tendimos nuestras manos sobre sus yer­tos cuerpos, y no pudimos regarlos de lágrimas, porque el cora­zón quiso negamos este consuelo; pero una voz que parecía salir del centro de la tierra nos gritaba venganza, y su eco reso­naba por el espacio.
Al escuchar esta terrible palabra se reanimaron nuestras fuerzas debilitadas hasta entonces con tanto padecer, y con todo el valor que infunde la desesperación juramos no descan­sar hasta exteminar a los opresores. La sangre de las víctimas humeante todavía, reclama el castigo de los culpables.
La hora de la expiación ha llegado, miserables. Si la justicia humana olvidase su deber, un poder sobrenatural abriría las tumbas; se animarían de nuevo los restos de tantos inocente, y ellos mismos lavarían con vuestra sangre la mancha que habéis echado sobre su preciara progenie.
¿Quien os dio el derecho de destruir una de las mejores obras de la creación? ¿No caben por ventura en el mundo unos seres que nacieron para hacer las delicias del hombre? ¿No quereis tener un verdadero amigo y compañero en este valle de amargura? ¿Pensais disculparos con decir que teneis la hidro­fobia y quereis evitar sus estragos? ¿excusa vana? Si tal fuese vuestro intento ¿Por qué no pensais en destruir la miseria que es la que produce aquella calamidad? ¡insensatos!. Halagais a la mujer y dais la muerte al amigo verdadero; al servidor fiel, al que daría por vosotros su vida y cien vidas que tuviera. ¡Y esto sucede en un siglo que se dice ilustrado, y en tiempos en que sólo es lícito hablar de hierros cuando se trata de caminos, y de cadenas cuando se habla de puentes colgantes!
Parricidas, icuando podremos olvidar todo el mal que nos habeis hecho! Manes de Zelim, sombra ilustre de Palomo vol­ved de esa región a donde os han sublimado vuestra virtud excelsa, y castigad a esos Borgias que con una pelotilla priva­ron al mundo de dos seres que eran nuestra dicha y nuestro consuelo. ¿Quien nos acompañará ya en la mesa y en el campo? A quien acudiremos para parar una codorniz y levantar un gazapo? ¿Quien velará por nosotros mientras dormimos? Zelim, Palomo, ¿como hemos de olvidar vuestros servicios y vuestro claro ingenio? ¿como dejar de admirar a unos filósofos, que hallaron en la tierra la verdadera felicidad posible, que es indudablemente la de vivir sin casarse y sin la fatal pasión a que llamamos familismo. ¡Ah! No podemos ya sufrir tanto. Vuestra muerte nos quita todas las ilusiones que embellecían nuestra existencia. Ni los halagos de una mujer, ni las adulacio­nes del hombre que nos llama su amigo, y nos vende como aquella con halagos tambien, podrán llenar nuestro corazón.
Felices aquellos tiempos en que se tenían por oráculos las palabras del gran Pitágoras. Su metamorfosis era, por decirlo así, el freno que contenía la ambición de devorar tan común en todos los hombres. Si en vez de reirnos de su sabio sistema lo hubiésemos admitido como se han admitido otros algo peores,
ni tantos crímenes se cometerían, ni nos admiraría como nos admira ver a no pocos jumentos con borla de doctores, y a muchos doctos desconocidos, trasijados y mohinos como jumentos. ¡Quien sabe si nuestros perros Zelim y Palomo serí­an algunos ingleses célebres!.Ellos hablaron muy poco: toma­ban lo que se les daba y todo lo que podían pillar: desde cien leguas olían donde guisaban: veían mucho, y cazaban con una agilidad sorprendente. No hay duda. ¡ Ingleses eran! ¡ Por eso los quisimos!
Pues tengan entendido los que recetan pelotillas para los perros, y los que las hacen, y los que se las dan -(que siempre ha de haber mujeres de por medio cuando se trata de calami­dades) tengan entendido repetimos, que si siguen su sistema de destrucción, van a concluir con media Inglaterra, porque muchos de los perros que estais que están muriendo, son tan sabios como Zelim y Palomo: bichos de tanta valía por fuerza deben ser extranjeros.
Esta es la razón que tenemos para concluir esta filípica con las mismas palabras que nos sirvieron de epígrafe, porque a decir verdad, si viésemos morir de pelotilla a unos animales tan célebres ¿que habíamos de decir aunque no fuera más que por política? ¡QUE LASTIMA! iQUE DOLOR! LA TIERRA LES SEA LEVE.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

FERMIN SALVOCHEA. PUNTO EN BOCA 30.08.1867


FERMIN SALVOCHEA Y LA LIBERTAD DE EXPRESION

"PUNTO EN BOCA”

Cada cual es muy dueño de decir lo que se le antoje; será capricho, necedad, manía, hasta locura si se quiere, pero yo no puedo remediarlo; nadie me quitará de la cabeza que el don de la palabra es el origen de la mayor parte de los males que nos rodean. Y no se me diga que la facultad de hablar fue, como muchos creen, el regalito de boda que hizo a nuestros primeros padres el Supremo Hacedor, Ni en aquellos felices tiempos había la perniciosa costumbre de hacer regalos, ni Dios pudo pensar en afligir al hombre con nuevas calamidades, cuando por vía de ensayo, o sin duda, y es lo más probable con el fin de irlo metiendo desde chiquito en los trotes de contribuyente, le había sacado una costilla, que es como si dijéramos, la pri­mera contribución de inmuebles. ( broma de Salvochea, que no estamos seguros que en los tiempos actuales sea del agrado de las lectoras mas feministas de nuestra pagina) No ha sido por cierto mal mueble la tal costilla: pero dejemos a un lado los huesos y vamos a lo que importa.
Lo que hubo fue, y no me desmentirán los periódicos de aquella época, que reconociendo Eva su poco mérito, porque en efecto era muy poco como sucede a todo lo que se hace de retazos y deseando sacar algún partido, ¡mujer al fin! echó mano de la serpiente como de un maestro de lenguas, para poder decir cuatro piropos a su marido, quien no tenía todo lo de Salomón, por la sencillísima razón de que Salomón no había nacido todavía. Habló por fin mamá, y engañó a papá. Por esta moda no pasan años. ( Machismo en pura esencia )
Me parece que lo dicho basta y sobra para probar que el don de la palabra no tuvo el preclaro origen que algunos le atri­buyen. Resta saber si desde el paraiso hasta nuestros días ha desmentido su infernal estirpe el supuesto regalito.
De él, como de una plaga, se valió el mismo Dios cuando quiso castigar en la Torre de Babel el orgullo de los pedantes. i De tan atrás viene esa familia! Si lo que allí pasó fue o no de trascendencia, con dar una vuelta al mundo saldremos de la duda. A estas horas no hemos podido entendernos: continua­mos en Babel sin novedad; pero dejemos a las torres porque a ciertas alturas es muy fácil perder la cabeza, y examinemos la llanura que no es tan llana como parece.
Si echamos una rápida ojeada desde la muerte de Abel hasta la revolución de Francia, que, entre paréntesis, es una señora ojeada, siempre hallaremos que una palabra mal dicha o mal interpretada ha sido la causa de todos los disturbios, que han armado al hijo contra el padre y al hermano contra el her­mano y si desde los asesinatos a mano armada pasamos a los que hacen sin armas los podadores del género humano, médi­cos, para que todos me entiendan, no podremos menos de encontrar una palabra sirviendo siempre de escudo, parapeto o muralla real para jugar a mansalva con los que ignoramos la epidémica fraseología de los Hipócrates y de los Galenos.
-Yo no puedo vivir así, dice doña Estefanía a su doctor. El doctor que no comprende la enfermedad sale del mal paso con achacarla a los nervios, y como los pobres nervios no encuen­tran letrado que los defienda, cargan con el meto sin apelación. Doña Estefanía quejándose de los inocentes nervios, va liqui­dando su caja de ahorros mientras el buen doctor rellena la suya con los nervios de doña Estefanía. ¿Que mina del Perú ha dado más plata que los nervios? ( Critica a la ignorancia de las personas y la avaricia de profesionales como los medicos, mas pendientes de llenar sus arcas que de sanar a la enferma )
Serpentea por todas partes otra palabra muy parecida a los vinos viejos. Con cuatro letras, que equivalen a cuatro gotas, se trastornna el cerebro mejor organizado. Tiene treinta y seis gra­dos cubiertos como el mejor aguardiente catalán, y como él, alegra en el primer momento y da sueño enseguida; debilita a unos; a otros enloquece. El número de sus víctimas se cuenta por el de sus prosélitos, y sin embargo, en el sentir de los con­templativos es un destello de la divinidad: este la llama alimen­to del alma: aquel áncora de salvación: para paladares poco delicados, es dulzura. Uno nos la presenta en figura de niño antojadizo, entretenido en agujerear corazones, como si el corazón fuese zaranda o rayador de queso: otro más prudente y menos confiado la pinta en figura de perro perdiguero, y no falta quien crea que es un fantasma para alucinar a los incau­tos; pero en tan confuso laberinto ¿a quién hemos de dar crédi­to? Si me fuese lícito dar mi palotada, no titubearía en decir que la tal palabra calcinada ante todo, debería estar entre los mine­ros botes de un farmacéutico con orden expresa de no despa­char ni un dracma, sino en ciertos casos desesperados, que desesperado y algo más es menester hallarse para necesitar un dracma de amor.
Si desde los males que afligen a naciones enteras damos un salto a los que hormiguean en las casas de vecindad, que no es salto tan mortal como parece, siempre hallaremos los funes­tos resultados de ese don tan ponderado.
Perico el feo, tiene cuatro palabras con Curro el de los rizos, y de sus resultas Satanás cargan con el feo, y los escribanos, que se agarran de un pelo, cargan con los rizos de Curro y con Curro por añadidura. ¡Mentira parece que por cuatro palabras se den a todos los diablos dos amigos!
Encarnación la chata, honra del barrio, cree como artículo de fe, una palabra que le ha dado su Paco, pero bien pronto la honra de Encarnación anda, como su nombre de boca en boca por todo el barrio y se queda la chata con un palmo de narices porque el buen Paco no quiere dar más que palabras. La gente de alta sociedad suele hacer lo mismo que Paco, pero las pala­bras de la alta sociedad son palabras de honor, lo que quiere decir que la alta sociedad tienen otro juego de palabras.
Magdalena la moñona, flor y nata de las esposas dice senci­llamente una palabra a su compadre: el marido la toma por donde quema, y aunque Magdalena llorando más que un Magdalena, jura y perjura que no hay tales carneros, riñen los compadres: la Mañona deja de ser flor y nata, y el esposo carga con otras esposas que la justicia le regala, porque dio un mete y saca a su compadre a consecuencia de la palabra que a la comadre se la antojó decir.
Pues si desde las palabras sueltas pasamos a las frases, hallaremos muchas muy seductoras y muy inocentes a primera vista, pero examinadas detenidamente, pierden de inocencia lo que ganan de seducción.
-Para alquilarme su casa Dos Restituto me exige un fiador,
-dice doña Prudencia a don Clemente-. Querrá Vd. echar una firmita por mí?
Da la casualidad que esta buena mujer que tiene el atrevimiento de llamarse Prudencia, es tía de una linda muchacha de ojos negros, a ninguno se le ocurre que una firma pueda ser más negra todavía. No queda pues, a mi señor don Clemente otro recurso que tomar la pluma y dejarse desplumar por doña Prudencia, quien se queda tan hueca como si hubiese dado con el movimiento contínuo. Bien es verdad, que para una tía esto de vivir por cuenta de los ojos de su sobrina vale segu­ramente algo más que el movimiento por contínuo que sea.
-¿Quiere Vd. pasar el rato? dice don Modesto, a su amigo Daniel: jugaremos un burro. Como el principal papel se cede por política al convidado, jugando con él al burro pasan el rato don Modesto y los compañeros de don Modesto y el amigo Daniel se encuentre sin saber como, en el lago de los leones.
Pues porque estas frases y otras parecidas a estas me hacen temblar, hay quien me llama cobarde.
¡Cobarde yo! Yo no soy cobarde no señor; tengo dadas pruebas de valor, me he casado y por donde quiera que Vd. me busque, encontrará en mí todo un hombre. Si se me dice que el turco baja me quedo tan tranquilo como si bajase, y si el que baja no es turco sino el tres por ciento, yo impasible siempre. Bien es verdad que como nunca he querido trato con infieles, pocas o ningunas relaciones tengo a Dios gracias, no con el turco ni con el tres por ciento.
Pues hábleme Vd. de robos, de calamidades, de miseria, en fin, de cosas de España y ya verá mi serenidad.
-Que viene el cólera.
-¿Se aumentará por esto la contribución? ¿no? Pues que venga cuando le de la gana.
-Que hay sarna.
-Eso es precisamente lo que nos hace falta, sarna para rascar.
-Que se susurra algo de hambre.
-Me parece muy bien; yo estoy por la igualdad. ¿Donde hay paciencia para sufrir que este grito estomacal sea privilegio exclusivo de cesantes y de exclaustrados? No señor, nada de prerrogativas. El hambre no debe ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
-Que se suena algo de peste.
-Son ya tantas las cosas que a mí me apestan, que por una más o menos no he de andar con melindres.
-Que murió doña Tecla.
-Tanto mejor; ya dio en la tecla su marido.
-Que no hay una peseta.
-Ni un cuarto tenía Noe y llegó a ser naviero.
Pues un hombre de mi temple, un hombre que sin lisonja, pudiera pasar por un Napoleón, se echa a temblar como un chi­quillo cuando oye decir ... pero no, lo oiga yo.
No asusta un toro a Ponce y se quedarla tamañito si oyese el trompetazo precursor de la innoble media
luna. Perdóneme el señor Abdul Khan segundo. No intimidan las balas al militar aguerrido y palidece ante una orden de reemplazo. No causan pavor a una doncella las acechanzas de cien amantes gavila­nes, y la sola idea de morir con palma le hace aborrecer. .. hasta los dátiles. Pues una cosa muy parecida me sucede a mi cuando me dicen: mono no mío tan dulce y tan seductor ¿Sabes tu lo que cuesta en estos tiempos llegar a merecer el nombre de monono? Monono mío en boca de una mujer es un compendio de las plagas de Faraón, es el sistema tributario al daguerreotipo. ¿Que letra a la vista, que pagaré vencido, que papeleta de apremio apremia tanto como un monono mío?
Quiera dios que llegue un día en que los gobernantes y gobernados se convenzan de que siendo el don de la palabra la causa de todos los males que nos afligen, no queda más recurso que levantar una nueva bandera que lleve por lema, PUNTO EN BOCA
F.S." (Revista Gadítana, 30 de agosto de 1867).





sábado, 15 de diciembre de 2007

FERMIN SALVOCHEA: COSAS DE TEATRO. 24.09.1867

Crítica de Fermín Salvochea al modelo social.
"COSAS DE TEATRO”
APARECIDO EN LA REVISTA GADITANA 24 DE SEPTIEMBRE DE 1867
También tiene el teatro sus cosas, si señor, y cosas, si señor, y cosas son las suyas, que bien merecen el trabajo de ser examinadas. A primera vista no veremos más que gente que cobra para divertir a los demás, y gente que paga para que los diviertan o no la diviertan, que de todo suele haber en la viña (frase que Salvochea no termina, probablemente por la connotación religiosa de la frase). Considerando así el teatro, presenta el aspecto de un mercado público, donde se vende risa o sueño a precios fijos, pero no lo consideremos así. Acerquémonos un poco, Mirémoslo más detenidamente, y hallaremos que los que cobran se apellidan artistas: los que pagan público ilustrado, y el edificio escuela de las costumbres. Estos pomposos títulos lisonjean el amor propio de la persona que hace, y de la persona que pade­ce, y ya tiene usted a Periquito hecho fraile. El zapatero se hace cómico para ser artista, y el torero concurre al teatro para ser ilustrado.
En este teatro hay como en el gran teatro social opresores y oprimidos, felices y desgraciados, víctimas y verdugos, pero con una pequeña diferencia. En sociedad tan pronto es uno gentil a secas, como gentil hombre; ayer rendido amante y vil seductor mañana; esclavo, gran señor y capitán de bandidos en tres escenas del mismo drama. Hará de tribuna en una comedia, y de alguacil en el sainete. No bien acaba entre aplausos un papel de héroe, empieza a ensayar el de traidor. ¡Y todo un mismo hombre! ¡Cuanto ingenio!
Esta continua mutación de trajes y de caracteres, este con­tinuo movimiento, constituyen la vida del gran teatro social. En el llamado escuela de costumbres hay menos animación, más monotonía, porque unos mismos son siempre los tiranos, y unas mismas las víctimas. El único que goza el privilegio de desempeñar dos papeles es el público ilustrado.
Hace a veces de víctima, y a veces de tirano.
Son tiranos siempre todos los actores desde el primer galán hasta el que enciende las candilejas. Sus víctimas son los empresarios y los escritores dramáticos.
Mentira parece que haya todavía empresarios en el mundo, pero lo que sorprende mucho más, lo que no se concibe, es que haya quien escriba para el teatro.

-¿A quien busca usted?
-Vengo a ver al señor director.
- Yo soy el director y primer actor.
-Sea muy enhorabuena ./. Me tomo la libertad de presentar a usted
-¿Que es ello? ¿Un drama?
-Si señor. Acabo de escribirlo, y quisiera
-Bien, lo leeremos. Puede usted dar una vuelta de aquí a un par de meses.
-¡Tanto tiempo! Yo creía
-iPues!. .. la de todos. Creen Vds. que no tenemos más que hacer que perder el tiempo con .................... si no le acomoda a usted aguardar, puede Ilevárselo.
El autor que a todo trance quiere ver en escena su obra, consiente en la espera que se le propone. Llega por fin el sus­pirado día, pero, ¡oh fatalidad! El manuscrito ha pasado a manos de la dama(1) para que dé su voto; el baraba (2) tiene que darlo también; el bolero (3) quiere leérselo a la bolera para que lo dé en su beneficio si es que le agrada; el tramoyista (4) desea saber si hay muchas o pocas mutilaciones; el que copia los papeles (5), si dará muchos pliegos, y los que han de estudiarlo (6), si dará pocos. Vuelva Vd., otro día, es la respuesta que oye muchos días el desventurado autor. Por último, llega el desea­do momento. El drama ha recorrido ya toda la escala teatral. Ha pasado por el crisol de la compañía.
He leido eso, dice a su víctima el señor director (7).
(Siete estamentos distintos han analizado el texto del autor)
No me parece del todo mal; no es ninguna gran cosa, pero en fin, podrá pasar si le hace Vd. algunas correcciones. A la dama no le ha gustado su papel, y bien mirado, le sobra razón, porque, amigo mío, no está en su cuerda,
-iYa! Como yo no sabía cual es la cuerda de esa señora.
-y luego, eso de hacerla disfrazar de vieja en la escena quinta ofende su amor propio. ¡A quien se le ocurre eclipsar ni por un momento la luz de aquel rostro celestial! esa escena. Debe Vd. suprimirla.
-El disfraz que tanto ha disgustado a esa señora, formaba una parte esencial de argumento de mi drama, pero ¿que hemos de hacerle? se suprimirá.
-¡Ah! otra cosa. El segundo galán no quiere hacer papeles de traidor. Hay tipos muy considerados y temidos en socie­dad, pero los pone Vd. en el teatro, y les pierden el respeto. iVaya Vd. a comprender esta contradicción! Será quizás que el público no deja sacar copias de muchos de sus origi­nales.
Tendrá Vd., pues, que suprimir el malvado.
-Eso es imposible. ¿De quien me valgo entonces para quitar la vida a mi heroina.
-Se ahoga Vd., en un vaso de agua. ¿No pasa la acción en España? Declárela Vd. cesante.

-Mejor será que pongamos a la infeliz en manos de un doc­tor. Es recurso muy gastado, pero, no hay remedio; morirá.
-Se me olvidaba. Mi papel es demasiado largo; el de la dama de carácter tambien, y como ella y yo tenemos siem­pre la cabeza a pájaros, será preciso que haga Vd. algunas acotaciones.
-Muy bien; Vd. Me dirá por donde corto.
-Suprima Vd. la exposición. Así como así el público no está ya por palabra; quiere hechos. Improvise Vd. la toma de una fortaleza. eso es de mucho efecto teatral.
-Si Vd. lo cree conveniente ...
-No he de creerlo, hombre. ¿No quiere Vd. aplausos?
-¡Quien lo duda!
-Pues leña, hombre, leña.
-Nunca hubiera creido ...
-Si Vd. no conoce el teatro. Y a propósito. El final del drama me parece muy frío ..
-¿ y que le parece a Vd. que hagamos para darle calor?
-No pegaría mal una tempestad.
Esa es la que debe esperar el pobre autor cuando se ponga en escena el esqueleto de su obra.
El reparto del drama es el segundo escalón para subir al templo de la inmortalidad.
-Señorita, ¿tendrá Vd. la bondad de encargarse de este papel? En esta boca mis versos llegarán al
quinto cielo.
-Caballero, mil gracias por la lisonja, pero me es imposible servir a Vd. No está en mi cuerda.
-iQue! ¿No está en su cuerda servirme? ¡Ay, señorita, que dura es para mí su cuerda de Vd.!
-No me comprende Vd.; lo que yo digo es que ese papel no es para mí.
-¡Como que no! Pues si se lo doy yo, que soy el autor.
Puede Vd. tomarlo sin escrúpulo de conciencia.
-Si no es eso. Que no quiero hacerlo. ¿Lo entiende Vd. ahora? Es muy corto, y para cuatro palabras no me pongo yo de veinte y cinco alfileres. Que lo haga la segunda. -Para mí es demasiado largo. Que lo haga la graciosa.
-Maldita la gracia que tienen ese papel. Yo no hago eso. Los dramas no están en mi cuerda.
-Pero, señor, exclama fuera de sí el desventurado autor; ¿cual será la cuerda de estas mujeres? ¿Por qué no ha de haber una cuerda para todas?
-Caballero, dice en seguida a uno de los actores que ha acu­dido a los gritos. Aún no he podido entenderme con las señoras, pero ya nos arreglaremos.
Aquí tiene Vd., un papelito. Espero tenga la bondad de aceptarlo.
-Disimule Vd.; no me pertenece. Eso al señor.



-¡A mí! Ni que Vd. lo piense; yo no hago más que galanes jóvenes.
-Pues efectivamente pertenece a Vd. El personaje que va a representar, podrá tener veinte y cinco o treinta años. -Si, pero no es galán joven.
-Pues hijo mío. ¿que entiende vd. por juventud?
-Quiero decir que yo no hago más que calaveras. Ese papel pertenece al señor.
-Yo no recibo papeles de nadie. Soy director en el género cómico.
Pues entonces el otro ¿quien es? -Director en su género.
- ¿ y cual es el género del otro señor?
i Pobre autor, y pobre drama! Y ¿por qué? Por ese orgullo de enterderlo todo, por esas necias etiquetas, por ese flujo de con­decoraciones, por esa rutinera clasificación de caracteres, por esa cuerda en fin, tan cacareada. En una compañía no debiera haber más que un director, y para serio dignamente, no basta aprender papeles de memoria, y relatarlos sin equivocarse. ¡Cuantas bellezas pasan desapercibidas porque no se com­prenden porque no se estudian!
No negaremos el honroso título de artistas a un Romea, un Valero y un Arjona, pero para llegar a ellos se necesitan conoci­mientos de que carece la mayor parte de los actores. No dire­mos tampoco que una mujer de cuarenta años puede represen­tar a una inocente niña, porque el candor de la niñez es lo único que una mujer no puede fingir, pero combatiremos ese necio empeño de crear a cada paso jerarquías, que obstruyen el buen reparto de una composición dramática, y privan al público del gusto de verla bien ejecutada. Si algunos actores se figuran que un papel de cuatro palabras puede confiarse a un cualquiera, ese cualquiera, mil veces lo hemos visto, saca de su éxtasis al espectador, y le hace conocer que no es más que una comedia lo que estaba viendo, que no es la realidad, como se había figurado, y el pobre autor, el escritor dramático es quien recoge el amargo fruto de dirección tan desacertada, del mal reparto que se ha hecho de su obra.
Cuando se nos dijo que iba a darse al teatro un reglamento, creímos de buéna fe que se cortarían de raiz los males que lamentamos,. pero desgraciadamente no ha sido así. Los males se aumentan de día en día, los abusos se multiplican, las empresas se arruinan y la afición al teatro concluye, porque ni empresas ni afición puede haber mientras exista esa multitud de trabas, a que hemos dado el nombre de COSAS DE TEA­TRO.
Fermin Salvochea. (25 años)
(Revista Gaditana, 24 de septiembre de 1867).



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sábado, 17 de noviembre de 2007

TEXTO DE FERMIN SALVOCHEA DESDE EL EXILIO



Citoyens rédacteurs de La Marseillaise
Apres la révolution de Septembre, les hornmes qui avaient voulu ne faire qu 'un changement de dynastie et qui comptaient sur l'indifférence politique qui a fait si longtemps de I'Espagne le plus malheureux des peuples, virent avec la plus profonde surprise que la nation, sortant de sa léthargie, ne voulait pas confier le sort de la Révolution a d'autres mains qu'a celles du peuple. Le cri de Vive la République fédérale ! poussé sur tous les points de la pénin­sule apprit au monde qu'il naissait un nouveau peuple libre.
Des ce moment cornmenc;a une lutte sanglante entre l'Espagne républi­caine et les généraux qui ne voulaient pas renoncer a la dictature et a l'in­fluence que devait leur donner un nouveau monarque. C'était cette espérance et non l'amour de la liberté qui les avait poussés a la révolution.
Pour détruire l'élément républicain, ces généraux : Prim, Serrano y consorts, ont employé toute espece de moyens. Ces volontaires de la liberté qui partout étaient républicains, devinrent leurs points de mire. L'hérolque Cadix fut la premiere qui eut le bonheur d'arracher le masque a ces généraux liberticides.
Je n'entrerai pas dans les détails du mouvement républicain espagnol.
Tout le monde connait la série d'assassinats cornmis par les Défenseurs de l'ordre a Xéres et a Malaga ; elle s'est continuée dans le dernier mouvement a Valence et sur d'autres points.
Pour que 1'0n ne croie pas que nous exagérions, je veux vous dire la mort donnée par des assassins en uniforme a I'hérolque Rafael Fernán Guillén y Martínez, député aux Cortes pour la province de Cadix. Guillén, abandonnant son siege aux Cortes, s'était mis a la téte d'une colonne républicaine.
Le 15 octobre 1869 un engagement eut lieu dans les environs de Jimera de Líbar et Benaoján [sud-ouest de la province de Malaga, pres de Ronda], entre la colonne républicaine de la province de Cadix et les forces du gouver­nement. Ces dernieres étaient de beaucoup supérieures, et elles arriverent a disperser les républicains qui se trouverent réunis au nombre de cent environ dans les montagnes aux environs de Corino (sic) de Jimera.
Rafael Guillén était a la téte de ce dernier groupe séparé du reste des forces républicaines, lorsqu'il rec;ut l'avis que deux compagnies de garde-cotes marchaient a sa rencontre. Guillén dut se replier, mais les accidents de terrain sont si multiples sur ce point que Guillén lui-méme fmit par étre éloigné de tous les fantassins qui étaient avec lui. 11 resta en compagnie du jeune Cristóbal Bohorquez, fils de l'un de ses arnis intimes. Montés tous deux sur un seul cheval que bientót ils furent obligés d'abandonner, car il ne pouvait plus les porter, ils se trainerent jusqu'a l'endroit appelé Loma de la Dehesa. La, sur cette hauteur, ils furent reconnus par les garde-cótes qui firent une décharge 7dans laquelle Bohorquez fut tué.
Quelques instants apres Guillén était fait prisonnier, a la pointe de l' Apea­dillo au-dessus de la grotte de la Gotera.
Les garde~ótes en s'emparant de lui, lui firent souffrir les plus terribles martyres, lui latdant les mains et le corps a coup de balonnettes, de telle sorte que, par pitié, il demandait la mort. Ivre de douleurs, Guillén, faisant un der­nier effort, parvint a saisir une pierre, illa lanl1a sur ses bourreaux. On le porta enfin devant le chef de la troupe qui se trouvait a une demi-lieue de la, au Charco del Moro ; Guillén était rouge du sang qui coulait de ses blessures béantes.
Ce chef était le colonel Luque, garde~ótes de la province de Cadix ; il demanda a l'alcalde et au médecin de la colonne s'ils connaissaient le prison­. nier. On lui répondit que c'était bien Fernán Guillén, député aux Cortes.
La colonne se remit en marche, tralnant son prisonnier.
Tout ce que 1'on sait de plus, c'est que Guillén s'était assis sur un rocher a cinquante pas environ de l'endroit ou il fut conduit pres du colonel Luque ; sa main tordue de souffrance soulevait ses cheveux. Luque fit un signe : les garde~ótes firent feu par derriere : une balle entra dans le cou, l'autre dans l'épaule. Guillén mourut. Le cadavre fut livré aux soldats qui, cornmc un butin, le dépouillerent et le laisserent absolument nu ; puis, par ironie, ils le revétirent d'un calel10n et l'abandonnerent au milieu des champs. Son chapeau déchiré en mille pieces fut jeté dans la riviere ; son pantalon mis en lambeaux fut bn11é ; sa jaquette fut vendue onze francs par un soldat a une pauvre femme.
Aujourd'hui les prisons, les bagnes et l'exil, cette autre prison, sont pleins de nos freres, mais le sang de nos martyrs retombe goutte a goutte sur la tete du général Prim et de ses maudits complices.
L'Espagne réclame son droit a lajustice et a la République.
Et elle est heureuse, dans une circonstance comme celle~i de venir donner un témoignage de sa vive admiration et de sa profonde reconnaissance au citoyen Rochefort, qui seu!, a la tribune, a défendu les républicains espagnols, et [aux] républicains socialistes franl1ais dont la cause est la cause méme de 1'humanité.
F. Salvochea Député aux Cortes, exilé
La Marseillaise, «numéro exceptionnel» du 9 mars 1870(Fn février, ce journal tirait a 43 785 exemplaires ).

Texte communiqué par Michel CORDILLOT.

viernes, 16 de noviembre de 2007

EL JUDIO ERRANTE. EUGENIO SUÉ





"Tal cumulo de experiencias seran reflejadas años mas tarde, por el mismo Salvochea en texto breve, pero revelador: "Como Rovachol, lo primero que leí fue El judio errante, mas tarde Tomas Paine me hizo internacional. Estas palabras del maestro: Mi patria es el mundo, mi religion hacer el bien y mi familia la humanidad, quedaron para siempre grabadas en mi mente y a ellas he procurado ajustar mi conducta. Despues Robert Owen me enseño las excelencias del comunismo y Bradlaugh me convirtio en convencido ateo. Lo demas se desarrollo por mi solo."
Fermin Salvochea. Republica y Anarquismo. Fernando Puelles

viernes, 9 de noviembre de 2007

PRECURSORES DE LA LIBERTAD

PROLOGO DE GREGORIO QUINTANA. Se presenta hoy a la luz publica un trabajo que sabemos sera acogido con entusiasmo y cariño. En estas breves paginas, en las que se relata la vida de un un hombre probo, vida de continua actuacion y de superacion constante, hallamos algo mas que el simple detalle biografico, util tan solo para recordar y valorizar a los hombres del pasado. La pluma agil y dilecta de nuestro amigo Rocker, sabe adentrarse del tal modo en los temas que trata, que el simple planteamiento de un hecho-de, al paracer, pequeño alcance- nos recuerda medio y circunstancias, hombres y hechos, que nos colocan claramente en el punto exacto de la historia que relata. En este caso nos presenta un medio ambiente obrando en contraria lucha contra el hombre, ambiente que este ha sabido dominar oponiendo su integridad morarl a oportunismos circunstancialistas e imprimiendo a los hechos de su epoca el sello de su caracter especial y propio.
Este breve esbozo biografico tiene la virtud de recordarnos cuanto de magnificamente bueno y ejemplar, exitio en el seno del moviento revolucionario español de hace mas de un siglo, del que tomo origen el actual Movimiento Libertario, luego de pasar por diversos periodos de gestacion que en parte se señalan en estas paginas.
Nos recuerda al hombre que sin determinacion social definida, pero impulsado por un afan superador, se lanza a la palestra de las actuaciones vigorosas que fueron signo de aquella floreciente epoca del pensamiento socialista libertario, evolucionando al compas de los hechos en lso que él mismo interviene, llegando en base a estudios y experiencias en colocarse en puestos de honor dentro del moviento anarquista.
Por aquella epoca, Pi y Margall, paralelo - aunque no superior- a Proudhon, marcaba el rumbo de una interpretacion federalista que fue entonces norma comun a los organismos de avanzada, y que hoy tienen en deshusos y en olvido hasta los organismos libertarios españoles. Epoca del "pacto federal" y del "mutuo acuerdo" en el que las resoluciones de actuacion en los organismos libertarios eran producto de paciente estudio y comun entendimiento. Y que no se diga, que se vivia, momentos calmos y tranquilos que permitian inhibirse a las prerrogativas hoy en uso de Comites, en funciones de "orientacion determinante" motivadas por circunstacias extremas que exigen determinaciones rapidas, agilidad de accion , etc, etc.
Quien se adetre en estas paginas podra percatarse que era en medio de las mas cruentas luchas que el federalismo se practicaba y que no faltaba tiempo para actuar en todo sin dejar de marcar una pauta imborrable en la historia de las luchas sociales. Y consideramos que el metodo fue bueno, pues él dio base al vigor que adquirio mas tarde la Federacion Regional Española y la CNT despues, con sus alas de avanzada, la FAI y JJ.LL.
Curioso es el contrastar que Salvochea fue Alcalde antes de abrazar de lleno las corrientes del aranquismo, negandose luego a participar en tareas de tipo gubernamental, en tanto que, por el contrario, hoy se marca una ligera corriente de inversion en hombres que de la CNT "de reconocida trayectoria anarquista" quieren introducirse en la actuacion politica......
Las circunstacias ???? Sentad el paralelo de entonces a hoy y observareis cuantos detalles se suceden en extremo similares. En el aspecto interno luchas y mas luchas. En la situacion general del pais hechos revolucionarios de reconocida violencia y alcance. Republica, monarquia, otra vez republica y monarquia de nuevo, matizada de intentos de todo orden - como movimientos comunalistas y cantonalistas- y como remate del cuadro los barcos prusianos e ingleses como apaciguadores de la revuelta situacion social............. ¿Que otro cuadro puede darnos una mejor idea , constractable en hechos, de lo que hoy ocurre? La "no intervencion" en los problemas de España continua......... en lo que respecta a derribar a Franco. Pero manifiestan claramente las "porteparoles" de las potencias en turno que de ocurrir ciertos hechos de desbordamiento popular y revolucionario intervendran -al igual que en 1873- para apaciguar la revuelta diezmando a las fuerzas revolucionarias.
Ayer, hoy, siempre, el problema es el mismo. Encarnizada lucha entre autoridad y libertad. Con todas sus consecuencias ineluctables y con los mismos desfallecimientos y defecciones que antaño, por parte de los que erraron el camino, pues no obraron nunca impulsados por la sublime llama de la Libertad.
No apelemos a las circunstancias, ni al progreso, ni a topicos mas o menos gastados y de sobra conocidos. Apelemos, como Salvochea, a nuestra firmeza moral, a nuestra consecuencia en la lucha y a nuestra fe en el hombre...... Tomemos ejemplo del pasado.
¿Que entonces no existia la aviacion, ni se conocia la bomba atomica? No, amigos, no lo que entonces, como hoy - a pesar de todo los pesares- existia un concepto integral de la tarea que a los anarquistas corrresponden como tales. Y fue por ello que hombre como Salvochea se abrazaron con amor al anarquismo.
Gregorio Quintana. Año. 1945 EDICIONES TIERRA Y LIBERTAD. FRANCIA

domingo, 4 de noviembre de 2007

ASPECTOS LITERARIOS DE FERMIN SALVOCHEA



ASPECTOS LITERARIOS DE FERMÍN SALVOCHEA

José MARCHENA DOMÍNGUEZ (Universidad de Cádiz)



RESUMEN: En vísperas de la revolución de 1868, Fermín Salvochea publica ·en Revista Gaditana una serie de artículos, en donde refleja con un estilo literario, original, preciso y dinámico, un modelo político, social e ideológico, que define las bases de las corrientes ideológicas que, por entonces, circulaban en el ámbito de la zona del Bajo Guadalquivir:
republicanismo político, fourierismo, feminismo y algunos toques proteccionistas. Palabras clave: prensa, revolución, republicanismo, fourierismo, feminismo.

El siglo XIX es un periodo donde las conquistas sociales y políticas están por determinar, algunas, y otras por cerrar; un periodo donde los medios de propagación de las ideas, por las propias circunstancias del «todo por hacer», son contados y difíciles.
En este sentido, la producción literaria se convierte en un valor específico, vehículo de primera mano de propagación de ideas, lo que hace que muchos políticos escritores de este periodo sean a la postre literatos, y muchos literatos sean, por deseo y vocación políticos, o ideólogos de la política. Además, y por todo eso, la literatura y la política vienen a formar un terreno común que, a veces, es difícil desgranar y no es imprescindible determinar.
A lo largo del siglo XIX, nos encontramos con periodos políticos que gozan de una especial brillantez, alentado por el empaque de sus representantes o por encumbrar momentos de gran altura. Se nos antoja, por citar dos ejemplos muy representativos, las Cortes de Cádiz, con el discurrir de sus ambientes de cafés y tertulias, o el periodo dela Restauración borbónica, donde se localiza a una gran pléyade de escritores y pensaqores que plantean y teorizan acerca de la crisis de España.

El periodo del reinado de Isabel 11, quizás algo minusvalorado, poco conocido, pero fundamental para comprender las bases ideológicas y el sustrato literario que nos vamos a encontrar, sobre todo en el Sexenio democrático, y en eso que se ha dado en llamar la «edad de plata de la cultura española».
Cádiz, desde los años cuarenta es un centro de vanguardias ideológicas, y esto se produce en un momento especialmente difícil de propagación de ideas, prensa y letras (exceptuando quizás el Bienio Progresista entre 1854 a 1856):
-localizamos un núcleo de ideas utópicas fourieristas, traídas a la provincia de Cádiz por Joaquín Abreu desde Francia, y que va a generar un grupo ideológico con exponentes tan fundamentales como Fernando Garrido, Ramón Cala, Joaquina de Morla o Manuel Sagrario de Beloy entre otros.l -localizamos también un núcleo republicano, que generará uno de los puntos de referencia a nivel nacional, del nuevo Partido Demócrata, junto con el ala más radical del Partido Progresista y los elementos utópicos.-pero además, verificamos la presencia ideológica de un abanico de corrientes de vanguardia, muy vinculadas con las preferencias europeas -feminismo, espiritismo, proteccionismo, krausismo.

Cádiz es una ciudad que arrastra una crisis socioeconómica desde el primer tercio del siglo XIX, con la caída de las sociedades financieras -crisis de los sesenta-, con el reencauce de los capitales mercantiles hacia el traspaís jerezano -negocio de los viñedos y vinos-, pero también con un compromiso político hacia la consolidación del Nuevo Régimen. Cádiz, y en concreto sus exponentes más radicales, no está de espaldas a los acontecimientos que van minando los cimientos del régimen isabelino, como las revueltas campesinas -Laja, El Arahal- que acaparan el campo andaluz y la campiña jerezana.
Es en este contexto donde encontramos y debemos encajar la figura de Fermín Salvochea, joven de desahogada familia mercantil que, desde los quince años en su estancia en Inglaterra, tiene la oportunidad de contactar con un teórico como Owen. Pero además, Fermín contacta posteriormente con el grupo demócrata desde 1863, al que se integra en su comité local de Cádiz, justo en el momento en que se plantea el retraimiento electoral, y en el que Roque Barcia criticaba, desde EIDemócrata A ndaluz, las doctrinas del neocatolicismo.

Al final de los años sesenta ya raíz de los acontecimientos de la sublevación militar - del cuartel de San Gil de 1866, muchos republicanos, progresistas y demócratas huyen a Francia y Portugal, desde donde no cejan en su empeño por la revolución contra Isabel En Cádiz, el grupo revolucionario consigue un acercamiento importante con los sectores populares, políticos antiisabelinos y militares progresistas, así como una gran parte de las guarniciones militares de Cádiz, San Fernando y Ceuta. La prensa era desarrollada con suma cautela, pero sin bajar ni un grado de intensidad ni de lucha, en periódicos supuestamente desvinculados de la política.3 En este contexto se desarrolla una serie de escritos publicados por Fermín Salvochea en 1867, en el «periódico de intereses materiales, ciencias, literatura, costumbres y teatro», Revista Gaditana. Es el único título del momento en Cádiz, donde aparecen colaboradores demócratas, como Narciso Campillo, el algecireño Ambrosio Grimaldi, Pedro Canales, Buenaventura Abarzuza y, el más prolijo, Fermín Salvochea.

Un Fermín Salvochea de 25 años, en plena juventud y con toda la energía de lo que le quedaba por hacer pero un Salvochea, nunca mejor dicho, prerrevolucionario, muy teórico, muy romántico y muy utópico. No es todavía el Salvochea societario, anarquista, el del Sexenio democrático, el de las barricadas, el del Cantón; es todavía un teórico más sosegado, quizás menos comercial, menos político pero muy social, e ideológicamente de gran referencia para contactarlo en el momento en el que surgen estos escritos.
En concreto, se trata de diecisiete artículos, publicados entre la segunda mitad de 1867 y el primer trimestre de 1868. En ellos predomina la exquisitez literaria, junto a un matiz crítico original y depurado, además de la ironía y un sentido del humor sarcástico. Un estilo, en suma, muy en consonancia con otros escritos periodísticos coetáneos de correligionarios suyos, como Ambrosio Grimaldi, Joaquín Abreu, Ramón Cala o José Paúl y Angulo.

La temática social.

Los aspectos sociales que se reflejan en estos artículos conectan claramente con las ideas de los teóricos utópicos Owen y Cabet; es el concepto de un hombre bueno por naturaleza, que llega a alterarse en un momento determinado, debido al desequilibrio social:


3 Por citar algunos ejemplos representativos del panorama gaditano y provincial señalamos, durante los años treinta y cuarenta el Grito de Carteya en Algeciras, o El Demócrata Gaditano, en la capital.
Posteriormente de los cincuenta y sesenta, resaltamos a El Pensil Gaditano, El Pensil de ¡hería y El nuevo Pensil de lberia, todos en Cádiz.


El poco ambicioso, el que se contenta con muy pequeña cosa se le llama ladrón, y la sociedad le condena: al emprendedor, al que quiere mucho y si no se lo dan lo toma, se le apellida conquistador, - y la sociedad le acata y venera.4

También, la necesidad de un modelo social regido por las pasiones nos sitúa en el marco de Fourier:

Las magnéticas palabras aurora, paz, igualdad, paz, lealtad, riqueza y felicidad [...] han producido siempre maravillosos resultados [...] hasta hacerle olvidar sus más sagrados deberes [...] El afán de lograr lo que no tenemos nos hace olvidar el bien que disfrutamos; siempre parece más colmada la mies en el campo ajeno; más abundante en leche el rebaño vecino. Deseos, inconstancia, orgullo y fanatismo...s

En el fondo el interés de Salvochea es vertebrar una dura y profunda crítica a la sociedad, a través de recursos y metáforas literarias, llegando al final a un choque entre pasiones y moral social. En otros casos habla de la vida social como un «bonito viaje, y nosotros muy felices [...] cuando llegamos a tierra, que el mar cuesta muchas lágrimas aunque le llamen pacífico»; también llega a hablar de su propia infancia para criticar las desacertadas motivaciones adquiridas para con la vida, o de un niño que va percibiendo los distintos templos -realidades-- de la vida y cómo se va desarrollando: un jardín que es un lienzo, el amor que es lisonja; la llegada de otros más positivos, como la constancia y la amistad, no evitan el ennegrecimiento por la ingratitud, lo que le obliga a huir a una llama en extinción llamada honor. Este contraste fourierista entre pasiones y moral social queda rematado por una serie de cuestiones:

¿Qué queda de la vida? ¿qué queda de esos bienes que me ofrecías, seductora sociedad? Por ti he perdido la paz de mi retiro; en aras de tus ideales he sacrificado hasta mi corazón. Soñé con el amor y me engañaste; creí en la amistad, y me vendiste; confié en tu honor, y tu honor no era más que humo ¿qué me queda que esperar, o qué me queda que padecer?6

También Salvochea encuentra tema en un teatro donde, con supuestos cánones shakesperianos, el escenario es la sociedad, el público los que pagan y los artistas quienes cobran. En él eran previsibles cambios inesperados; «...tan pronto es uno gentil a secas, como gentil hombre; ayer rendido amante y vil seductor mañana; esclavo, gran señor y capitán de bandidos en tres escenas del mismo drama».7

Crítica a la sociedad burguesa.

Sobre la crítica social, Salvochea lo deja intuir en algunos de sus artículos, y lo hace específicamente de la burguesía gaditana. Por ejemplo la moda, que la burguesía llevaba a rajatabla, incluso a costa de sufrir privaciones primarias, que pasea por la Plaza Mina sin nada en el estómago, o que viaja a Europa y cambia de vivienda, a costa incluso de privaciones y deudas.
También los valores de apariencia social, como el excesivo materialismo de determinar festividades, empapan las letras de Salvochea, caso de la Navidad, o la actitud burguesa ante la muerte. Efectivamente, critica el consumismo y la artificialidad de fiestas de justificación religiosa como la Navidad, que «nos lo dice el almanaque y nuestros enemigos [...] la miseria humana debe hacer un paréntesis para que la tierra deje de ser alguna vez valle de lágrimas [...] época antieconómica y subversiva, a la que en vez de llamar carga a la bayoneta, da el nombre de pascuas los que cobran y ascuas los que pagan [...] con vestir de máscara el corazón y fortalecer el espíritu con espíritu de vino, se ven hasta visiones».8 Al otro lado de las celebraciones burguesas y de la misma forma, Salvochea cuestiona la filosofía y maneras de los velatorios y funerales y con ello el ideal de la muerte.
Una actitud que, para éste, sigue denotando el interés y la ambición social en modalidades como la herencia: «...toda precaución es poca. Si un capricho costase a v. una enfermedad... sólo de pensarlo me horrorizo. Lo que horroriza al sobrino es la idea de perder la herencia.» Califica a los velatorio s como «actos dramáticos» y «entreactos» a los ofrecimientos que allí se suelen dar:

...buenas tazas de caldo y algunos traguitos de lo añejo, que a tragos se ha de pasar la vida, se da el pomposo título de tente en pie, como si una mujer y una viuda por añadidura, necesitase de estimulante para tenerse en pie [...] como las grullas.

Las luces se apagan; los encargados de la pompa mundana despojan a los sepulcros de sus atavíos, y la dispersa comitiva se reúne para abandonar este lúgubre recinto. Una sola idea la condujo, la ostentación: está ya satisfecha y... se retira. La farsa de hoy ha concluido. La sociedad se divierte con los vivos, todo el año; con los muertos, el dos de noviembre.9

Crítica al dualismo social hombre-mujer.

Hay en este apartado una práctica y total coincidencia con el ideal fourierista.


Quizás frente a la seriedad teórica desplegada por los teóricos/as fourieristas gaditanQs/as, Salvochea enfoca este tema de manera muy sarcástica, describiendo situaciones imaginarias y hasta ridículas, no sólo en temas puntuales como la prostitución, también en la propia dualidad y asignación de roles predeterminados: «al hombre la fortaleza [...] para [ellas] la belleza y la debilidad [...] la sola definición de los dos sexos envuelve un principio reprobado por la sana razón, y sin embargo sirvió de base al edificio social [...] la sociedad ha hecho de cada hombre un maniquÍ»,lO También la institución del matrimonio o la figura de la suegra aparecen en sus escritos con toda la carga de ser exponente del viejo esquema social, trasnochado e inservible, llegando al final a la solución de la ruptura de la familia monogámica, en buena lógica fourierista:

Su misión [la de la suegra] sobre la tierra es servir de guerrilla en las primeras escaramuzas de amor, de guardia de honor en el casamiento y de tribunal supremo en las querellas matrimoniales [...] deben gozar sin contribución industrial ni de comercio, todos los fueros y privilegios concedidos al bello sexo de que forma parte. u

Además es importante considerar la influencia del Evangelio, al igual que la mayoría de los teóricos demócratas. Sus escritos proliferan de conceptos presentes en las escrituras, que encajan en sus presupuestos sociopolíticos; por ejemplo cuando sostiene que «...la causa que defendemos es santa, y el cielo debe ayudamos»,

Desengaño ante la situación política.

El desencanto de Salvochea ante la política coetánea española toma un cariz todavía más marcado a raíz de la sublevación de San Gil, y en general como crítica hacia el modelo reaccionario de los gabinetes moderados y unionistas, o los que Salvochea considera como «liberales de pacotilla»:

Todos los lazos que los ligaban a la sociedad las hicieron pedazos por vosotros, porque gritabais justicia y de esta palabra esperaban mucho bien. i Y habéis tenido valor para engañar a criaturas tan leales! Sí, lo habéis tenido. Es verdad que lo tendisteis la mano de amigo, pero también es verdad que esa mano encerraba un veneno que mata, y ellos aceptaron la mano y el verano [oo.] igualdad, fraternidad, justicia y libertad resuenan por todas partes [u.] al compás de sus cadenas [oo.] ninguno conoce que las promesas [...] son narcóticos en doradas copas y su soñado porvenir la muerte.12


o finalmente la intuición de que, además de los preparativos revolucionarios, es consciente de que todo estaba ya muy cerca. El sol, como triunfo revolucionario que abriría una nueva etapa, a pesar de un relativo pesimismo, al jugar con el concepto solrevolución-idealismo }{ tierra-materia-dura realidad:

No me preguntes ya cuando concluirán los plácemes, norabuenas. felicitaciones y aguinaldos [...] es preciso que el sol salga de su retraimiento y lejos de eso, continúa muy tranquilo echándose fresco [...) para dar con esa señora.13

En resumen, anotamos la figura de Fermín Salvochea, como un político notable de su época, que desarrolló en sus escritos, elementos de contenido claramente ideológico y propagandístico pero que, a su vez, coincidió en muchos puntos con los planteamientos literarios coetáneos, en especial, la crítica social, la descripción de personas y actitudes, y los intentos de solución y nuevos modelos. Todo ello en la mano de un teórico y activista que como Fermín, le quedaba todo un camino por delante, de lucha, liderazgo social y consagración revolucionaria.

lunes, 22 de octubre de 2007

DOCUMENTO INEDITO QUE NOS REMITE JUAN CEJUDO



Guardo desde hace muchos años un documento sobre Fermín Salvochea. Tiene fecha de Septiembre de 1.976, en Cádiz y está firmado por El Grupo “Fermín Salvochea”.

Es un documento de 5 folios, pero el primer folio ( no sé por qué) no lo tengo.
Y del 2ª folio que conservo ( que es el primero), el primer párrafo está borroso.

Pero merece la pena copiar aquí esos 4 folios completos porque habla todo el escrito sobre Fermín Salvochea. Y el artículo está escrito, el 15 de Octubre de 1.899, por alguien con quien él convivió en Madrid:
SOLEDAD GUSTAVO, quien con FEDERICO URALES editaban en Madrid “Tierra y Libertad” y “La Revista Blanca” donde Fermín trabajó como traductor y escritor.

Paso a trasladar lo que ponen esos 4 folios ( no se podría escanear el documento que tengo porque la tinta es de baja calidad y en algunos tramos de difícil lectura)
( Juan Cejudo)


“ Como hombre estudioso y desligado completamente de compromisos políticos que tantas veces son causas a detener los impulsos nobles hacia ideales que se reconocen más perfectos, Salvochea, ilustrado y hombre de acción, tenía necesariamente que traspasarse al campo ácrata que germinaba entonces en la importante Internacional.

Pero como llenaríamos cuartillas tras cuartillas sin abarcar del todo lo mucho que puede decirse de aquellos tiempos, de los ideales de este hombre, simples biografiados, vamos a cumplir como tales.

Nació Fermín Salvochea y Álvarez en Cádiz el día 1º de Marzo de 1.842. Desde niño- dice el Sr. Canales- demostró ese amor al prójimo, ese cariño a sus semejantes y esa abnegación al desinterés que ha sido la norma de toda su vida y que forman la base de su conducta.

Fue educado en Inglaterra, donde marchó a los 15 años, permaneciendo entre Londres y Liverpool, dedicado al comercio, hasta los 20 años en que regresó a ésta.

Empezó a figurar en política por el año 1.866, estando interesado en la conspiración que tenía por objeto libertar a los artilleros presos en el Castillo del Cuartel San Sebastián, procedente de Madrid, que habían tomado parte en los sucesos del Cuartel San Gil y que debían ser trasladados a Manila.

Desde entonces en adelante continuó frecuentando las reuniones democráticas y los círculos obreros.

Prestó su actividad con otros importantes amigos, en todo lo relativo a la revolución de Septiembre; formó parte, verificada ésta, de la junta provincial del Gobierno y del Comité Democrático, hasta que los sucesos del 5 de Diciembre de 1.868, le dieron lugar de manifestarse tal cual es, sereno y de grandes recursos y energías mandando la lucha entre los revolucionarios que rechazaron el bando reaccionario del desarme de la milicia y los combates sucesivos hasta la capitulación y su arresto, que duró unos dos meses en el Castillo de Santa Catalina.

A su salida, el pueblo le ovacionó demostrando que sabe estimar la abnegación de los que con fe luchan.

En Septiembre de 1.869 vuelve Salvochea a la lucha en defensa de sus principios; marcha a Medina y desde allí, con los elementos ya dispuestos de ante mano, se une a las fuerzas organizadas en Jerez y Arcos, por Paul y Angulo, y en Ubrique por Diego Carrasco y Bohorque, con la que se formó la partida Republicana en la Sierra y con la que la Provincia de Cadiz respondió al reto que Sagasta lanzó para que se echaran al campo al Partido Republicano.

A los pocos días de la salida de Salvochea, marchó de Cádiz para la Sierra Rafael Guillén, Diputado de las Constituyentes, que tomó el mando de la partida y después de un desesperado combate que sostuvieron los federados contra fuerzas cien veces mayores en número, habiendo caído prisionero Guillén, que fue villanamente asesinado de un bayonetazo y dos tiros por orden del Coronel Luque.
En estas escaramuzas habidas entre federales, carabineros y civiles, también perdió la vida el ilustre Cristóbal Bohorque, admirable de abnegación y amor a las ideas de justicia y libertad.

Disolviese la partida y Salvochea, con otros, se fue a Gibraltar, de allí a París y Londres, regresando a España, en virtud de haberse acogido
a la amnistía concedida por entonces o sea el 1.871.

Elegido Diputado por las constituyentes, no pudo desempeñar el cargo por estar preso en el Castillo de Santa Catalina, pero una vez en libertad, le eligió el pueblo para Alcalde.

Aún molestando la modestia del amigo, y sin que se considere como adulación por nuestra parte, vamos a insertar el detalle de que en la Alcaldía suprimió los consumos (arbitrio), organizó los voluntarios, hizo grandes reformas para embellecer la ciudad y dejó las arcas municipales repletas de dinero, pues, con un presupuesto sumamente económico cubrió todas las aleaciones y sobró todavía.

Dejo la Alcaldía en el mes de Julio de 1.873, porque los sucesos cantonales le obligaron a aceptar el importantísimo cargo de Presidente del Comité de Salud Pública Provincial.

En tan difíciles circunstancias demostró una vez más sus especiales condiciones de serenidad, inteligencia, energía e inquebrantable fe en sus principios emancipadores.

Luchó contra todos los elementos contrarios; asumió él sólo, para sí, la responsabilidad toda entera de aquellos sucesos y se entregó a los vencedores, restituidos en autoridad. El tribunal que le juzgó en Sevilla, condenóle a reclusión perpetua en uno de los presidios menores de África.

Pablo Pérez Lazo, que por acompañar a Fermín también se presentó a las autoridades, fue asimismo condenado, pero en menos pena y marchó con su amigo al Peñón de la Gomera.

Los siete años que permaneció Salvochea en el Peñón, podemos decir, poetizando la vida tan excesivamente prosaica de nuestro biografiado, fueron un idilio. Y con esto reconocemos al amigo de hoy, que vive completamente fuera de la realidad, creándose un mundo tal como su cerebro lo concibe, no tal cual es.

Se gastaba los 100 duros que le mandaba su familia y el valor del tabaco que dejó de fumar, en socorrer a los desgraciados del Penal y los pobres de aquella población.

Queriendo ser aún útil la humanidad doliente, estudió Medicina Teórica y Práctica, aleccionado por los médicos allí existentes, llegó a perfeccionarse de manera tal que curaba y sus recetas eran válidas en la farmacia.

El año 1.884 solicitó el Ayuntamiento de Cádiz indulto para Salvochea, concediéndosele; pero nuestro amigo lo rechazó por no deber favores a nadie.

Pasado algún tiempo proyectó su evasión con los mercaderes moros que concurrían al Peñón de la Gomera, refugiándose en Gibraltar. De allí pasó a Lisboa y luego a Orán, y últimamente fijó su residencia en Tánger, donde era muy querido. Al fallecimiento de Alfonso XII se dio un indulto y pudo regresar a Cádiz con su respetable y bondadosa madre.

Una vez en libertad, propagó sus ideas que ya no eran republicanas, sino anarco-sindicalistas; fundó círculos obreros, el Periódico “El Socialismo” que engarzó las ideas anárquicas al corazón de esa Andalucía de carácter tan a propósito para entusiasmarse por la libertad y la emancipación humana, y llevó a cabo, el 1º de Mayo de 1.890, una importante manifestación en pro de la jornada de 8 horas. Al querer repetirla en 1º de Mayo de 1.891, la autoridad lo prendió teniéndole cuarenta y seis días encarcelado.

Posteriormente le ocurren sucesos bien trascendentales, cuales son la causa de los “petardos” encontrados en la redacción de “El Socialista”, y la complicación, que no se explica, pero que resultó, en los sucesos de Jerez, estando preso en la cárcel de Cádiz, que ocurrieron el 8 de Enero de 1.892.

Ni más ni menos le sucedió en Barcelona a Domingo Mir Durich, a quien se condenó como cómplice de Pallás, cuando al ir la policía a prenderlo encontrase que estaba preso a consecuencia de un alboroto en un meeting de estudiantes, sin embargo la injusticia se consumó, Mir fue condenado como cómplice del atentado de la Gran Vía, a cadena perpetua, que la extingue en el Penal de Ceuta.

Cuando la insurrección de Jerez, Salvochea, como hemos dicho últimamente, estaba preso en la cárcel de Cadiz; pero la burguesía, que sin duda quería acabar con él, forjó un complot en el que hubo autores, coautores y toda clase de cómplices, resultado : que, estando preso en Cádiz, y habiendo sucedido el hecho en Jerez, cayó sobre Fermín Salvochea una sentencia de doce años de presidio, trasladándose al Penal de Valladolid. Salvochea llegó allí la noche del 7 de Noviembre de 1.893, entrando en la enfermería en calidad de enfermo, donde fue visitado por algunos compañeros; a la vista del médico se privó a Salvochea de toda comunicación con el público y con los presos, únicamente le permitieron comunicarse seis veces: dos frailes, el director de la casa de locos y corresponsal de las dominicales, dos señoras amigas de su madre, el abogado federal Taladriz, el Dr. Esquerdo en presencia del Director y los periodistas de la localidad. Sin embargo, esto no fue obstáculo para que “El Imparcial” publicara, cuando el atentado de Cambios Nuevos, que pocos días antes había ido a conferenciar con él un anarquista. De la misma manera que el mismo diario publicó el 17 de Junio de 1.896 un telegrama de su corresponsal en Tarragona en el que, entre otras cosas, todas falsas, decía que yo había estado presa en la cárcel de Reus cuando el hecho del Liceo de Barcelona.¡Siempre esa prensa ejerciendo de policía depravado!

El primer domingo de su estancia en el Penal de Valladolid, al querer que fuera a oir misa como todos los demás reclusos, se negó, y después de un pequeño altercado, el director le amenazó con la misa o el calabozo, escogiendo Salvochea lo último. Fue encerrado en un calabozo oscuro, húmedo, y frio.

Arraigósele la idea del suicidio, al pensar que, entre lo húmedo de la mazmorra y lo débil que estaba iba a adquirir una enfermedad crónica, y antes que agotar sus fuerzas paulatinamente y con ellas la vida, pensó acabar de una vez. Para ello, valiéndose de una tijerita, sin punta ni filo, se infirió dos heridas en las arterias del cuello y una oculta en la ingle. Hechas las mordeduras, tendiose en una manta en el suelo y quedó dormido. Al hecho de haberse congelado la sangre en las heridas debe Salvochea la vida.

Restablecido ya, el director del Penal le llamó a su despacho, diciéndole que tenía muy buenas recomendaciones para él y que, por tanto, le ofrecía la plaza de escribiente u ordenanza.

Fermín no quiso aceptar porque no quería que sirvieran ni servir a nadie por lo que el director le mandó quedarse en la enfermería en calidad de enfermo.

Imposible relatar las mil peripecias que sucedieron a Fermín en el Penal de Valladolid; explicado, parecería que en vez de una biografía escribiese un pasaje de las mil y una noche.

Por fin, el 21 de Agosto de 1.898 fue trasladado al penal de Burgos, donde se encontró con los condenados por el proceso de Montjuich.

Allí, por lo regular, se entretenía estudiando Astronomía y traduciendo a los compañeros la obra de C. Flamnavión : “Las Maravillas del Cielo”, acompañando algunas explicaciones para hacerla comprensivas.

Otras veces, traduciendo versos del inglés o bien componiéndolos, que también lo hace, aunque sea revolucionario. A los que tenían gusto en aprender francés, se lo enseñaba.
Cuando no tenía otra cosa que leer, estudiaba el árabe y últimamente la ortografía fonética de Araujo, de la que es propagador.

A principio de este año, en el indulto dado, salió en libertad, regresando a Cadiz, donde el pueblo lo recibió con entusiasmo indescriptible porque seguía viendo en él el mártir de las ideas libres y emancipadoras.

Aposentado ahora en Madrid, tras tanto bregar por la emancipación humana, ha de trabajar, si encuentra trabajo, como el más infeliz jornalero.

Forma parte de la “Revista Blanca” y actualmente traduce del inglés al español, por cuenta del editor Lázaro, la última y hermosa obra de Kropotkin: “Campos, fábricas y talleres”.

A pesar de ser esta redacción, esta biografía le sorprenderá tanto como a mis lectores; pues conocedor de que él no habría de prestarme los datos para escribirla, necesitaba a los demás compañeros; nada le hemos dicho ni preguntado a él, costándome mil fatigas hacerme con los datos, y sobre todo, con una fotografía, pues Salvochea es muy refractario a retratarse. Habiéndolo logrado, casi por sorpresa.

Sagasta, el revolucionario que ayudó a destronar a Isabel II, en el pináculo del poder y de los homenajes; Salvochea, el revolucionario que se batió en los campos jerezanos para que fuera un hecho el destronamiento de aquella reina, carne del presidio. He aquí el camino por distintas veredas.

Sin embargo, en la conciencia de los buenos, echará el presidio hondas raíces, en tanto que el magnate será olvidado, cuando no bendecido.

Dispense el amigo Salvochea si me he atrevido a alzar el velo de su pasado, en la necesidad de estudiar verdaderos caracteres he recurrido a él precisamente porque es tan refractario a las exhibiciones y por ello muy digno de que se le imite.

Que tome, pues, el amigo Fermín estas líneas como prueba de sincera amistad, es lo que quiere

SOLEDAD GUSTAVO

NOTA ACLARATORIA: Este artículo biográfico fue publicado en Madrid en la 2REVISTA BLANCA”, en el número 32, página 203 ( y siguiente), el día 15 de Octubre de 1.899, segunda época.

“Hoy a los 69 años de la muerte de FERMÍN SALVOCHEA”, reproducimos esta biografía escrita por la que fue una gran luchadora, tanto por sus escritos, como por sus intervenciones en las tribunas de todos los Centros y Sindicatos Obreros de los pueblos y ciudades de España, propagando nuestras ideas emancipadoras del Anarcosindicalismo.

A los que seguimos siendo fieles a SALVOCHEA ,a sus ideas y a lo que él siempre representó y defendió, seguiremos como siempre ese camino sin claudicaciones y sin desmayo, hasta poder conseguir la auténtica libertad del pueblo trabajador”

LA “ROTURA NEGOCIADA” SERÁ LA TRAICIÓN AL PUEBLO CONSUMADA. LA LIBERTAD NO SE CONDICIONA, SE CONQUISTA”


El Grupo “Fermín Salvochea”

Cádiz- Septiembre- 1.976

COMPAÑEROS: ¡ACORDAOS DE LOS PRESOS”. “LA AMNISTÍA” LA DOSIFICAN DE MANERA IGNOMINIOSA LOS QUE MANDAN. QUEDAN LAS CÁRCELES DE LA MONARQUÍA MUCHOS HOMBRES DIGNOS, ENTRE ELLOS MUCHOS COMPAÑEROS. AYUDARLES Y APOYAR SOLIDARIAMENTE A LOS QUE LUCHAN, PARA TODOS ES UN DEBER”

jueves, 18 de octubre de 2007

EL DESARME.ARTICULO DE FERMIN SALVOCHEA

"EL DESARME" Hubo un tiempo en que las gentes sencillas creían de buena fe que los ejércitos permanentes servían, en primer término, para defender a la nación. Error profundo que los acontecimientos, con su gran elocuencia, se han encargado de desvanecer.Esas muchedumbres de esclavos encerrados en los cuarteles, siempre dispuestos a derramar en las calles la sangre de sus padres o de sus hermanos, cuando éstos, aguijoneados por la miseria, enseñan el puño cerrado a sus eternos explotadores, dejan mucho que desear al ser trasladados al campo de batalla. Esa juventud desgraciada, a quien el temor le ha hecho coger el fusil, carece de ideas o de energías, y no será ella, ciertamente, la que garantice la libertad e independencia de la patria.Pero si esas masas impotentes son para el bien, para el sostenimiento del mal su eficacia es verdaderamente abrumadora.
Hacia ellas, pues, debemos todos dirigir la mirada.Si logramos evitar que los trabajadores sigan pagando la odiosa contribución de sangre; si conseguimos que sus hijos se nieguen a seguir sirviendo por más tiempo de carne de cañón; si conseguimos que éstos se resistan a continuar representando el papel de verdugos, entonces, el clero y la magistratura, que sólo por la fuerza material se sostienen, pues la moral hace tiempo que la perdieron, serán arrastrados por el soplo de la Revolución, como esas hojas secas que en las tardes de otoño le alfombran el camino a la estación que se avecina.Ya en Alemania y Rusia, como en Francia e Italia, la juventud se niega a ser un instrumento ciego en manos de nuestros enemigos y le vuelve la espalda al cuartel. Esa actitud resuelta y digna fue la que puso término a la llamada guerra africana. El primer paso está dado; que los convencidos continúen por tan buena senda; que los compañeros den en todas partes el ejemplo; que sus hijos acepten, si es preciso, hasta la prisión y la muerte, antes que la servidumbre y la abyección, y los socialistas y radicales les seguirán por un camino que ha de conducirnos a todos a la conquista de la igualdad.El servicio general obligatorio que ha hecho del continente europeo un inmenso cuartel, es la causa de todos nuestros males y el mayor enemigo del bien general. Él, constituido en defensor de toda injusticia y privilegio, sostiene por la fuerza un sistema social condenado por la razón y basado en la iniquidad. Su existencia es incompatible con los principios de igualdad o fraternidad que deben informar la constitución de las sociedades humanas. Los pueblos que, como Inglaterra y los Estados Unidos, no han querido seguir el ejemplo de sus rivales y no han aún establecido en su suelo esa contribución odiosa, bárbara y cruel, son los más poderosos y florecientes de la tierra.El error y el mal tienen que ser vencidos por la verdad y el bien.Y todo parece indicar que ese momento se aproxima; ya las religiones y las nacionalidades, esas grandes barreras que por todas partes se levantaban, presentando un obstáculo infranqueable en el camino de la fraternidad humana, se derrumban, y los hombres, tendiéndose los brazos por encima de templos y fronteras, se disponen a establecer sobre el planeta el reinado de la verdad.Los pobres son los más y tienen la razón y la fuerza de su parte. ¿Qué necesitan para vencer? Sólo quererlo.
Fermín Salvochea (La Revista Blanca, 15 mayo 1899)

sábado, 13 de octubre de 2007

CRONICA DE UN REVOLUCIONARIO. Con trazos de la vida de Fermin Salvochea


Libro que desde el exilio y desde el fondo de su memoria
escribio Pedro Vallina, discipulo, amigo y alma gemela en
muchos planteamientos de Fermin Salvochea.
Se corresponde esta ediccion a la de Cuadernos Populares.Ediciones Solidaridad Obrera -Paris- CNT Num. 1- de 1958.
El pasado 27 de Septiembre de 2007 CNT-Cadiz, ha reeditado el libro con gran acierto. Lo pueden adquirir en cualquiera de
la librerias de Cadiz o por un precio ligeramente mas modico
dirigiendose a: CNT. Apartado Postal 88. 11080.Cadiz.
En breve estara a disposicion vuestra el libro digitalizado.

VIDAS REVOLUCIONARIAS: FERMIN SALVOCHEA

Libro editado en 1937
por la Editorial Guerri
Colectivizada de
VALENCIA.
domiciliada en la calle
Jacinto Benavente N.20
Cuenta con una introdu-
ccion de :M.Ciges Aparicio
y este libro que en breve
expondremos en su
totalidad es copia
del que obra en la
Biblioteca Nacional desde
1975


viernes, 12 de octubre de 2007

ARTISTAS Y REBELDES: FERMIN SALVOCHEA

En 1922 la Editorial Argonauta de Buenos Aires edito este libro escrito por el maestro anarquista Rodolfo Rocker. Fue traducido al español por Salomon Resnick. La copia que aqui
presentamos es literal de una existente en la Biblioteca Nacional (Madrid) de la que nos consta que tuvo su entrada, fechada el 10 de Septiembre de 1942. y que hemos conseguido despues de multiples gestiones.
Has de saber, hijo mío, que hay que estar entusiasmado para realizar una gran empresa.
Saint-Simon
El paisaje y el medio


¡Cádiz! Evoca este nombre múltiples recuerdos históricos porque son contados los lugares del mundo que han tenido un pasado tan romántico y grandioso como la vetusta ciudad andaluza a orillas del Altántico. Fue fundada por los antiguos fenicios, vinieron luego los cartagineses y después los romanos.
Ella ha presenciado las luchas sangrientas entre cristianos y mahometanos y ha reunido en sí la civilización europea y la cultura del Oriente. En sus edificios vivieron sabios árabes, escolásticos judíos y monjes cristianos, influyendo sobre el estado mental de sus habitantes. Cuando los árabes fueron expulsados de Andalucía por los soldados de Fernando el Católico, llegaron los cruzados ingleses y descansaron en Cádiz antes de seguir viaje para conquistar el Sagrado Sepulcro en la Tierra Santa. Después del descubrimiento de América, Cádiz se convirtió en una de las ciudades más ricas de Europa y la arquitectura maravillosa de sus edificios nos refiere hoy todavía la historia de ese período magnífico.¡Y cuántas luchas, cuántas sublevaciones y revueltas ha presenciado esa ciudad! Centenares de veces se han alzado sus moradores en defensa de la libertad, demostrando así la exactitud del dicho español: "La tierra andaluza es la tierra de la libertad". Cádiz y Barcelona han sido siempre los dos focos de la vida revolucionaria en España y son también actualmente los centros principales del movimiento anarquista de ese país.Es Cádiz una ciudad admirable, una de las más hermosas del mundo. Rocas inmensas caen sobre el mar profundo y encima de ellas se levantan pequeñas casas níveas con diminutas torrecillas que se reflejan en las olas azules.
IIEl hombre
En una de esas casas blancas, bien arriba, en una buhardilla, vivía un anciano. La instalación de la pieza era pobre, demasiado pobre: una cama, una mesita, una silla, algunos viejos periódicos y libros era todo lo que poseía el anciano. Pero quien arrojaba una mirada a través de la pequeña ventana notaba inmediatamente que el anciano era más rico de lo que parecía; afuera se extendía el océano azul, un panorama maravilloso: cielo y agua y las blancas velas de las embarcaciones que se mecían sobre las ondas juguetonas. Por el mar, precisamente, vivía el anciano en esa casita, porque amaba el océano, las olas ruidosas y la lejanía infinita. Todas las mañanas, al levantarse de su lecho, su primera mirada caía sobre el mar y de noche, antes de acostarse, sus ojos semicegados volvían a buscar las olas enfurecidas, como si quisiese encargarles alguna misión. Porque ese anciano era un profeta, uno de los contados hombres que etuvieron en la montaña sagrada, vislumbrando desde allí el país de nuestros hijos. Y por eso su alma era tan honda, tan tranquila y augusta, igual que el mar en un hermoso día de verano.Y cuando llegaba la primavera y el mar comenzaba a rugir y a hervir, cuando las olas salvajes se levantaban cual montañas gigantescas besando a las nubes, el anciano soñaba en la gran tormenta de los pueblos, cuando los pobres y los humildes, los bastardos de la sociedad, se levantaran con las armas en las manos para romper las cadenas de la tiranía milenaria.Era el 28 de septiembre de 1907. En la habitación dd anciano reinaba la tranquilidad absoluta porque en la cama yacía un muerto. Había fallecido inesperadamente, sin haber estado enfermo, sin sufrir.Pero mirad lo que ocurrió afuera. Con la velocidad del rayo difundióse la noticia de la muerte del anciano. Y en toda Cádiz, en Andalucía entera, en toda España sólo se hablaba de él. "¡Ha muerto!" Por doquier se oían estas dos palabras que encarnaban el hondo dolor de un pueblo. Cada cual sentía la pérdida; en las minas, en los campos, en las escuelas y en las universidades, en todas partes la noticia produjo la impresión de una pesadilla que cuesta creer al principio, pero que finalmente es necesario reconocer.¿Cuándo se ha visto en España tantas lágrimas, tanto dolor, tanta tristeza sincera, tanto amor y fidelidad cariñosa? ¡Qué no darían nuestros reyes si pudiesen adquirir aunque fuera la décima parte de esa popularidad! Atravesando España, en todas sus ciudades y aldeas se encontrarían millares y millares de personas que ignoraban los nombres de los ministros de entonces, pero no habría uno solo que no supiese el nombre de aquel anciano, Fermín Salvochea. Este nombre encarnaba una idea, un programa, un mundo de esperanzas, de anhelos y necesidades.¡Fermín Salvochea! En los palacios se pronunciaba este nombre con labios trémulos, pero en la casilla de los pobres y de los explotados resonaba como una declaración de guerra a la sociedad capitalista, como la promesa de un porvenir mejor. Existen pocos hombres que hayan conquistado tanto amor y tanta simpatía entre las grandes multitudes de un pueblo como Fermín Salvochea y son menos todavía los que han merecido ese amor con tanto derecho como el gran rebelde español. Salvochea ha sido uno de los caracteres más puros e idealistas en la historia del movimiento revolucionario, grande por sus ideas, grande por sus acciones, un hombre que encarnaba el apasionamiento revolucionario y el valor heroico de un Blanqui y el amor indescriptible y la consagración de Louise Michel. La poderosa personalidad de este hombre admirable hasta llegó a suscitar la estima y el respeto de sus adversarios más empedernidos y siempre que se pronunciaba su nombre, el de Fermín Salvochea, no había lugar para los aspectos bajos y pequeños de la vida.
La biografía del gran anarquista español produce la impresión de una novela fantástica y recuerda la vida tormentosa de Mijaíl Bakunin. Salvochea tuvo una participación activa en el movimiento revolucionario de España en los últimos cincuenta años y su nombre está estrechamente unido a los acontecimientos revolucionarios más significativos de ese período. Los que conocen la historia de ese movimiento en España saben cuán fecundo es en rasgos grandiosos y heroicos y cuántos son los que sacrificaron sus bienes y su sangre por sus convicciones libertarias, por sus ideales revolucionarios; y en esa serie histórica de luchadores valerosos el nombre de Fermín Salvochea es uno de los más brillantes, un nombre para las generaciones venideras, un nombre que no será olvidado jamás.
IIIAntecedentes - La familia - Su juventud - Londres - Sociólogos e internacionalistas
Fermín Salvochea y Álvarez nació en Cádiz el día primero de marzo de 1842. Su padre era un comerciante de fortuna, heredero de una de esas familias de negociantes que tan importante papel han desempeñado en la vieja ciudad mercantil. Claro está que Fermín recibió una educación cuidadosa. Su padre, siguiendo una arraigada tradición de familia, tenía la intención de hacer de él un hábil comerciante a fin de poder entregarle más adelante sus negocios.La primera juventud de Fermín fue pacífica y dichosa en todo sentido. Se distinguía por su inteligencia extraordinaria y por las cualidades valerosas y caballerescas de su carácter, que dejaba entrever desde su infancia. Su madre, mujer admirable, le refería en su niñez las leyendas y tradiciones de la ciudad de Cádiz, tan ricas y fantásticas como un capítulo de Las mil y una noches y el pequeño Fermín la escuchaba leyendo las palabras en sus labios. Esas historias románticas ejercieron profunda influencia sobre el muchacho y a menudo recordaba, en medio de su vida tormentosa, aquellas horas felices.Al cumplir los quince años su padre lo envió a Inglaterra para que perfeccionase sus conocimientos del idioma inglés y continuara sus estudios comerciales. Fue este el primer acontecimiento importante en la vida de Salvochea. En Inglaterra descubrióse ante él un nuevo mundo. El carácter severo y puritano de la vida británica con sus formas rígidas y convencionales y sus impresiones prosaicas, produjeron una influencia profunda en el joven. La diferencia era demasiado notoria: el hermoso cielo azul de Andalucía, Cádiz con sus blancas casas, sus palmeras y sus habitantes rebosantes de temperamento y de pronto Londres con su neblina, sus edificios negros, el humo de las chimeneas, las calles frías e inhospitalarias. Al principio Salvochea se sentía como un prisionero en el nuevo ambiente, pero su carácter enérgico venció rápidamente el primer influjo desagradable de Inglaterra. Se dedicó a estudiar a los hombres y descubrió que el inglés seco y frío posee al mismo tiempo un instinto de independencia individual notablemente desarrollado y un sentimiento de libertad personal que es raro encontrar en otros países.Los cinco años que Fermín pasó en Londres y en Liverpool fueron para él un período de gran desarrollo intelectual. Dedicó todos sus momentos libres al estudio de la literatura radical inglesa. Primero fueron los trabajos de Thomas Paine los que produjeron una influencia poderosa sobre él; más tarde estuvo en contacto personal con Charles Bredlow y sus amigos. La propaganda ateísta en Inglaterra tropezaba con grandes dificultades en esa época, pero Bredlow y sus compañeros luchaban con la mayor energía en favor de sus convicciones, tratando de destruir el concepto medieval del teísmo que impera aun hoy día en vastos círculos de la sociedad inglesa.El joven Salvochea acogió con entusiasmo la nueva doctrina y se convirtió en ateo. Para el español el ateísmo desempeña, en general, un papel más importante que en las demás naciones. Es la condición primordial de todo movimiento libertario, el primer paso de todo libre progreso individual. España es el país clásico del clericalismo católico, el país de la Inquisición, que ha sido casi totalmente arruinado por el dominio oscurantista de la Iglesia. He ahí la razón por qué Salvochea ha sido toda su vida un propagandista radical e incansable del ateísmo.Pero Salvochea conoció en Inglaterra otro ideal, que ejerció una gran influencia sobre su actuación posterior. Cuando llegó a Londres, vivía aún Robert Owen, el célebre comunista inglés. Sus ideas no sólo influían poderosamente sobre la clase obrera británica, sino también sobre los elementos idealistas de la pequeña burguesía inglesa. Salvochea estudió las obras de Owen y de otros escritores comunistas. Los hechos sociales aparecieron de pronto a sus ojos bajo otra faz; prodújose una revolución en su mentalidad y poco a poco empezó a comprender todo el significado del gran problema social. La brillante crítica de la propiedad privada formulada por Owen descubrió repentinamente ante él todos los males sociales y al propio tiempo desarrollose en él el grandioso ideal de la igualdad social y económica, como el único capaz de crear una vida armónica en la sociedad humana. Salvochea se hizo comunista y siguió siéndolo hasta el último día de su vida. Muchos años más tarde, en una ocasión especial, él mismo analizó su evolución revolucionaria recordando su "período inglés" con estas palabras características:"Ciertos libros ejercen en determinados momentos una inf1uencia poderosa sobre el desarrollo de un hombre: Se sabe que el primer libro que leyó Ravachol fue la novela El judío errante de Eugenio Sue. La influencia de este libro no se extinguió jamás en él, según su propia declaración. Lo mismo puedo decir de mí; viviendo en Inglaterra leí por vez primera a Thomas Paine. Sus escritos me convirtieron en internacionalista y hasta hoy día me hallo todavía bajo su influencia. 'Mi patria es el mundo, todos los hombres son mis hermanos y mi religión consiste en hacer el bien.' Estas palabras produjeron una impresión inolvidable en mí; yo buscaba en cada palabra un sentido profundo y ellas se han grabado en mi mente para siempre. Más tarde conocí a Robert Owen, quien me enseñó el ideal sublime del comunismo, y a Bredlow, que me hizo conocer los puntos de vista del ateísmo. Todo lo demás se desarrolló en mí por cuenta propia."
IVBreve esbozo de la historia social españolade mediados del pasado siglo
En 1864 Salvochea abandonó Londres para regresar a Cádiz. En aquel entonces se iniciaba en Andalucía un vigoroso movimiento revolucionario. Rafael Guillén y Ramón de Cala, dos hombres valientes y socialistas convencidos, se consagraron con mucha energía y entusiasmo a organizar los elementos republicanos y demócratas de la provincia. El movimiento republicano en Andalucía ha tenido siempre un marcado carácter socialista y la mayor parte de sus apóstoles y propagandistas fueron partidarios del socialismo.La propaganda socialista se inició en España después de la revolución de 1840. En aquella época Joaquín Abreu desarrollaba en Andalucía una propaganda vigorosa y llena de éxito en favor de las ideas de Charles Fourier. Explicaba sus ideas en la prensa radical de Cádiz, ideas que hallaron bien pronto un eco en los periódicos de otras ciudades. Para conocer el desenvolvimiento que ha tenido ese movimiento basta recordar el hecho de que Abreu logró en un breve plazo, de cuatro a cinco millones de pesetas para fundar una colonia fourierista en los alrededores de Jerez de la Frontera. Pero el gobierno impidió la realización de ese proyecto, persiguiendo a los propagandistas socialistas. De éstos, los más conocidos fueron Pedro Ugarte, Manuel Sagrario y Faustino Alonso; más tarde se agregaron José Barterolo, Pedro Bohórquez y finalmente Guillén y De Cala, a quienes ya hemos mencionado.En 1864, Fernando Garrido, el famoso historiador y socialista español, que conoció en Cádiz las doctrinas de Fourier, fundó el primer periódico socialista de España, La Atracción, que apareció en Madrid. La publicación no vivió mucho tiempo pero gracias a ella se formó en la capital un círculo socialista que editó más tarde otro órgano, La Organización del Trabajo. Hombres como el heroico Sixto Cámara, que cayó luego en la lucha por la república social, Juan Sala, Francisco Ochando y después el fogoso Cervera eran las figuras principales del círculo socialista de Madrid. Cervera ha sido el fundador de la primera escuela libre socialista de España, pero cuando ya contaba con más de 500 alumnos el ministro Morillo sofocó esa brillante empresa, diciendo que "en España no necesitamos hombres capaces de pensar, sino bestias de trabajo".En Barcelona el primer movimiento socialista fue influido por el comunismo icario de Étienne Cabet. En 1847 el comunista Monterreal fundó La Fraternidad, primer periódico comunista de la capital catalana, en el cual publicó la obra de Cabet Viaje a Icaria. Ya en 1840 el obrero Munst había organizado en Barcelona un sindicato de tejadores con 200 miembros, echando así la base dcl futuro movimiento sindicalista.Desde 1850 se desarrolló en Cataluña una activa propaganda por las ideas de Proudhon, que venció poco a poco a todas las otras tendencias. Ramón de la Sagra y el famoso Pi y Margall tradujeron las obras del teórico francés y bien pronto nació en Barcelona y en otras ciudades catalanas un vasto movimiento mutualista y sindical. Este movimiento pasó a Andalucía, aunque no ha tenido allí la misma importancia que en Cataluña. En 1853, el gobierno español intentó ahogar totalmente ese pacífico movimiento; pero la ley contra las asociaciones obreras no fue más que letra muerta. En 1854 se creó una federadón de todas las corporaciones obreras de Cataluña, contando con 90.000 socios. En 1855, el general Zapatero quiso sofocar ese movimiento por medio de la fuerza. Fueron clausurados los locales de las corporaciones y reducidos a prisión los propagandislas más conocidos. Al principio los obreros se mantuvieron tranquilos, pero de pronto 50.000 proletarios pertenecientes a todos los gremios abandonaron el trabajo, el 2 de julio de 1855, en las fábricas dc Barcelona, Sans, Cornellá, Reus, Badalona y otras ciudades, declarando la huelga general en defensa dc sus derechos. Nadie esperaba semejante hecho; la excitación general era enorme y el gobernador de Barcelona lanzó una proclama a los obreros prometiéndoles reconocer sus exigencias si volvían al trabajo. Los obreros consintieron. Durante los primeros momentos se habló mucho, efectivamente, de reformas sociales, pero al mismo tiempo se adoptaban con todo sigilo las medidas más bajas contra la organización de los trabajadores, hasta que finalmente fueron proclamadas, en 1861, las conocidas leyes de excepción contra el proletariado de Cataluña. Desde entonces los obreros esparñoles renunciaron a toda esperanza en una táctica pacífica y en los llamados derechos legales.En Andalucía, bajo el gobierno de Narváez, la reacción había destruído desde hacía tiempo la fe en el progreso pacífico. Hay pocos lugares en el mundo donde se haya vertido tanta sangre como en ese país maravilloso. Andalucía ha sido siempre la región de las conspiraciones y de las revueltas, porque más que cualquier otra provincia de España ha sufrido bajo el yugo terrible de la reacción. Millares de hombres y mujeres valientes anegaron con su sangre la tierra de Andalucía, miles de sus habitantes perecieron en las cárceles de las colonias penales, mas la reacción nunca fue capaz de sofocar el espíritu rebelde que late en el corazón del pueblo andaluz.Las sublevaciones de Málaga, Utrera y de la provincia de Sevilla en 1857 fueron reprimidas de un modo sangriento. Centenares de rebeldes fueron fusilados o recluídos. Sólo en Sevilla se asesinaron 95, meses después de haber sido sofocado el levantamiento.En 1861 se produjo una gran sublevación bajo la jefatura del republicano socialista Pérez del Álamo. Este levantamiento tuvo las mejores probabilidades de obtener un éxito. Fue preparado durante mucho tiempo y no menos de 30.000 hombres se unieron a los rebeldes cuando entraron en la ciudad de Loja; pero la incapacidad militar de los dirigentes fue el mayor obstáculo para la empresa. Después de algunas luchas luchas sangrientas los revolucionarios fueron vencidos. El gobierno reaccionario se vengó horriblemente: más de 200 hombres fueron fusilados por orden de los Consejos de Guerra, la mayor parte de ellos sin proceso. Centenares de personas fueron enviadas a presidio, la reacción prohibía toda manifestación de libertad y sólo en 1864, precisamente cuando Salvochea regresaba de Londres, la situación general de Andalucía era algo mejor. Creemos que esta somera revista histórica ha sido necesaria porque ella ofrece al lector un pequeño cuadro de la situación bajo la cual se ha desarrollado la acción de Salvochea
VDe Londres a Cádiz - La comuna revolucionaria de Cádiz -La república traicionada por los republicanos timoratos y politiqueros -Defensa de Cádiz - Entereza ante la derrota
Fermín Salvochea volvió a Inglaterra hecho un comunista y ateo. En su patria se convirtió en revolucionario y republicano. Claro está, en defensor de una república comunista. Con todo el apasionamiento entusiasta de su noble carácter se entregó al movimiento revolucionario conspirador. Tuvo una participación activísima en las empresas más arriesgadas y su valor personal, su espíritu de sacrificio, lo convirtieron poco a poco en uno de los dirigentes más capaces y de mayor influencia en el movimiento republicano. Salvochea era rico, sumamente rico; se decía que su padre poseía una fortuna de tres millones de pesetas; pero Fermín vivía modestamente y se valía de su riqueza como fondo para la causa revolucionaria.Las casamatas de San Sebastián y Santa Catalina, cerca de Cádiz, era en aquel entonces el albergue de los presos políticos de toda España. Los revolucionarios que debían ser recluídos en las colonias penales de Fernando Poo o de Manila quedaban encerrados durante algún tiempo en las prisiones de Cádiz, antes de que fuesen enviados a su destino. Salvochea los visitaba a todos y tenía para cada cual un buen consejo y alguna ayuda.En 1866 Salvochea y sus amigos organizaron una empresa grandiosa. Se esperaba que los artilleros encarcelados, que habían tomado parte en la sublevación de Madrid, serían enviados a la prisión de San Sebastián para transportarlos luego a Manila. Pero por lo visto el gobierno se mostró receloso porque cambió repentinamente de opinión.En 1867 la reina Isabel volvió a poner el mando en manos del odiado verdugo Narváez y el país desdichado sintió las consecuencias de una terrible reacción. Ya en junio de 1868 habían estallado algunas revueltas aisladas en Cataluña y Andalucía, pero fueron inmediatamente reprimidas en sangre. Salvochea tuvo una participación destacada en el levantamiento militar del regimiento Cantabria; dicho levantamiento fue el preludio de la revolución de septiembre de 1868. Ésta comenzó el 18 de septiembre en Cádiz, propagándose cual un incendio por toda Andalucía. El día 28, el ejército real fue batido por los insurgentes y el 29 la comuna de Madrid proclamó la destitución de la dinastía borbónica.Salvochea fue elegido miembro de la comuna revolucionaria de Cádiz y segundo comandante del segundo batallón de voluntarios. Fueron muchos los que quisieron incorporarse a él, pero Salvochea eligió únicamente a los republicanos y a los comunistas.Toda España saludó con el mayor júbilo la caída de la odiada dinastía y durante un instante pareció que se iban a realizar millares de esperanzas. Pero los hombres del gobierno provisional de Madrid no eran más que monárquicos liberales y adversarios del ideal republicano. Gracias a la actitud vergonzosa del republicanismo burgués, Castelar y sus amigos, los miembros del nuevo gobierno, los señores Prim, Zorrilla, Sagasta, etc., adquirieron valor y se pronunciaron abiertamente contra la República. Salvochea y sus amigos comprendieron el peligro, sabían que el gobierno flamante se vengaría de los republicanos en la primera oportunidad. Con el propósito de prepararse para la lucha los revolucionarios andaluces convocaron para los primeros días de diciembre de 1868 una gran asamblea en Álava. Salvochea seleccionó los elementos fieles de Cádiz, recomendándoles que no depusieran en modo alguno las armas. El 5 de diciembre apareció, inesperadamente, an te los muros de Cádiz, una sección de artillería exigiendo, en nombre del gobierno, que la milicia revolucionaria hiciera entrega de sus armas en el término de tres horas. Aún no había transcurrido este plazo cuando comenzó el tiroteo. Algunos revolucionarios cayeron muertos y otros heridos.lnmediatamente Salvochea se colocó al frente de los rebeldes y organizó la defensa militar de la ciudad. La lucha duró tres días; la artillería hizo esfuerzos desesperados por conquistar la plaza sin resultado alguno. Salvochea luchó como un león, estaba en todos los sitios de mayor peligro y su valor heroico infundió a los rebeldes una fuerza increíble.Al cuarto día los embajadores de la ciudad solicitaron un armisticio, que fue aceptado por ambas partes. Pero el gobierno "liberal" se apresuró a enviar contra los valerosos insurrectos un ejército al mando del general Caballero de Rodas. Salvochea mantuvo su posición hasta el 11 de diciembre; pero a medida que el general se iba acercando, sin encontrar resistencia, comprendió Salvochea que el pequeño núcleo de revolucionarios mal armado no estaba en condiciones de oponerse a un ejército y que toda resistencia sólo ocasionaría una matanza, sin ninguna probabilidad de éxito. En consecuencia disolvió la milicia revolucionaria enviándola a otro lugar y quedándose él solo. Se fue tranquilamente al casino militar para esperar allí al general Caballero de Rodas. El coronel Pazos, jefe del tercer regimiento de artillería, lo fue a ver para pedirle que salvara su vida, abandonando Cádiz, porque el general ordenaría, con toda seguridad, que fuese fusilado. Salvochea no aceptó. El coronel le ofreció su ayuda personal, pero Salvochea se mantuvo firme en su decisión. Sabía que el gobierno lo consideraba como culpable principal y en caso de no ser hallado por De Rodas la ciudad entera debería sufrir por su causa y eso habría sido para él peor que la muerte. Su carácter noble no le permitió pensar en su propia salvación; estaba dispuesto a afrontar toda la responsabilidad y resuelto a morir por sus hechos. Esta actitud admirable impresionó profundamente hasta a sus enemigos y el general De Rodas, no queriendo ser el verdugo de semejante hombre, lo envió en calidad de prisionero de guerra a la fortaleza de San Sebastián.Empero el pueblo de Cádiz supo apreciar este carácter elevado y pocos meses después Salvochca era elegido por gran mayoría representante de Cádiz en las Cortes. El gobierno provisional había declarado anteriormente que no reconocería esa elección y el parlamento "revolucionario", en efecto, apoyó esta actitud. Diríase que esos extraños "revolucionarios" querían demostrar que Salvochea no cuadraba en su compañía; en este sentido tenían razón, pues el verdadero sitio del gran rebelde era la barricada y no el parlamento.
VIAmnistía - Movimiento federalista de Cataluña -Derrotados - París - Vuelta a Cádiz -Salvochea alcalde de Cádiz
En febrero de 1869 se reunió el nuevo parlamento y una de sus primeras resoluciones fue la de conceder la amnistía a los presos políticos, que todo el pueblo requería enérgicamente. Algunos días después Salvochea y muchos otros abandonaron las casamatas de San Sebastián y Santa Catalina. Salvochea reanudó en seguida sus trabajos, fomentando en Andalucía una agitación vigorosa a favor de un nuevo levantamiento republicano, porque era aquel el único modo de salvar las consecuencias de la revolución del 68.El 1 de junio de 1869 las Cortes adoptaron una resolución monárquica, por 214 votos contra 56, decidiendo buscar en Europa un rey adecuado para el trono español. Emilio Castelar y otros republicanos burgueses se limitaron a protestar débilmente en lugar de recurrir a la única solución que les quedaba: la sublevación. Pero esos comediantes republicanos no querían saber nada de tales medios y prefirieron traicionar la República y la revolución de 1868. En el mes de septiembre estalló en Cataluña el levantamiento federalista. Salvochea y sus amigos resolvieron en el acto apoyar a los rebeldes agitando la bandera de la revuelta en su provincia. El 30 de septiembre, Salvochea a la cabeza de 600 hombres, marchaba de Cádiz a Medina para reunirse allí con los revolucionarios de Jérez y de Ubrique. Aun cuando aquéllos sabían que las perspectivas de triunfar no eran muy brillantes, decidieron iniciar la campaña, costara lo que costara. Sabían que el levantamiento era el último recurso para defender su libertad y, hombres resueltos, estaban decididos a morir antes que someterse sin intentar la defensa.Salvochea fue perseguido inmediatamente por las tropas del gobierno. No lejos de Alcalá de los Gazules se llevaron a cabo los primeros encuentros sangrientos. Los militares eran cien veces más fuertes que los revolucionarios mal armados; pero éstos lucharon con notable heroísmo y en pocos días presentaron tres batallas encarnizadas. Rafael de Guillén fue hecho prisionero y los soldados lo asesinaron en una forma salvaje, por orden del coronel Luque. Cristóbal Bohórquez, el defensor incansable y heroico de la libertad e igualdad sociales, cayó en el campo de batalla. Salvochea luchó como un héroe; sabía que su causa estaba perdida, pero su valor era inquebrantable. Finalmente, después que el ejército hubo conquistado los sitios estratégicos más importantes y después de haber recibido los rebeldes la noticia de que no había sido posible promover un levantamiento en Málaga y en Sevilla, los revolucionarios dispersaron sus filas para salvarse aisladamente. Sometiéndose a varios peligros, Salvochea y otros lograron llegar a Gibraltar. De allí pasó a París, donde frecuentó los círculos avanzados que se agrupaban en torno de La Revue, Le Rapell y otros periódicos radicales. De París Salvochea partió para Londres, de donde pudo regresar a España gracias a la amnistía de 187l. En Cádiz el pueblo lo acogió con indescriptible entusiasmo y ese mismo año fue elegido alcalde.Como alcalde de Cádiz, Salvochea trabajó mucho por el embellecimiento de la ciudad, convirtiéndola en una de las más hermosas de España. Estableció también algunas reformas útiles en la administración política. Pero no duró mucho tiempo en su cargo porque en julio de 1873 estalló en España la revolución cantonalista y Salvochea fue uno de los primeros en tomar el fusil en la mano para la conquista de la igualdad económica y la autonomía local.
VIIEl movimiento cantonalista y sus consecuencias -Barcos ingleses y prusianos en ayuda de la reacción - Prisión en La Gomera -Sus estudios y su evolución filosófica -Indulto rechazado - La fuga
El 9 de febrero de 1873 el rey Amadeo renunció al trono y pocos días después fue proclamada la República española. La lucha sangrienta de la Comuna de París había producido gran impresión en España y se presentía que iban a ocurrir grandes acontecimientos. Por eso Amadeo prefirió renunciar. Pero el pueblo tampoco estaba conforme con la república centralista y debido a eso los hombres del nuevo gobierno se vieron obligados a proclamar la república federativa el 8 de junio de 1873. Para pacificar a los descontentos se eligió para la presidencia del ministerio al conocido proudhoniano Pi y Margall; pero el 3 de julio, al establecerse la nueva Constitución, los federalistas se dieron cuenta de que se trataba de engañarlos. Pi y Margall, el único hombre honesto y resuelto del nuevo gobierno, renunció a su cargo por no querer traicionar sus principios. Entre el 5 y el 13 de julio se sublevaron numerosas ciudades proclamándose como comunas independientes.No puede ser, desde luego, el objeto de nuestro trabajo ofrecer un cuadro de ese movimiento complicado, que sólo concluyó el 11 de enero de 1874 con la represión sangrienta de la comuna de Cartagena. Esta ciudad heroica estuvo sitiada durante seis meses por el ejército español y por buques de guerra prusianos e ingleses antes de que se consiguiera someterla.Salvochea se adhirió inmediatamente al movimiento federalista y fue elegido presidente del comité administrativo de la comuna de Cádiz. Pero su situación era difícil a causa de que había múltiples tendencias en el movimiento mismo. A principios de agosto llegó a las puertas de Cádiz el general Pavía al mando de un ejército. Salvochea y sus amigos defendieron la entrada de la ciudad, pero los buques de guerra británicos del puerto de Cádiz se pusieron del lado de las tropas del gobierno, terminando con ello toda tentativa de defensa interior.Salvochea se hallaba en un lugar seguro cuando los soldados del general Pavía entraron en la ciudad. Le hubiera sido muy fácil llegar en bote hasta Cibraltar, pero al saber que muchos de sus amigos habían sido arrestados él mismo se entregó en manos del enemigo a fin de compartir la suerte de sus camaradas.El consejo de guerra de Sevilla, lo condenó a reclusión perpetua en una de las colonias penales de África. Su noble amigo Pablo Laso se presentó voluntariamente ante el tribunal con la intención de acompañar a Salvochea en su encierro. En marzo de 1874 ambos fueron enviados al presidio de La Gomera. Salvochea soportó su destino con la mayor calma. Su familia le ayudaba con dinero, pero él compartía hasta el último céntimo con los desdichados presos y con los habitantes pobres de la colonia que lo veneraban como a un santo. Salvochea era el espíritu bueno de la isla, amigo y hermano de todo el mundo; su consuelo influía sobre todos evitando la desesperación. En 1876, fue trasladado a Ceuta, pero de allí fue nuevamente llevado a La Gomera. Durante los ocho años que pasara en las colonias penales, Salvochea estudió la medicina teórica y práctica, dedicando todos sus esfuerzos a los moradores de La Gomera. Pero él mismo cumplió también una notable evolución intelectual en su cautivero. Estando aún en España había tomado una participación entusiasta en el movimiento obrero español y fue uno de los primeros miembros de la Internacional en ese país; pero fue en la reclusión donde halló el tiempo necesario para ocuparse de las ideas y aspiraciones de la federación española de la Asociación Internacional de Trabajadores; comprendió poco a poco que la república federativa no era más que el último escalón en la evolución libertaria y los escritos de Bakunin y de otros pensadores avanzados lo llevaron finalmente al anarquismo, que propagó con la mayor energía hasta el último momento de su vida.En 1875, la madre de Salvochea trató de obtener el indulto de su hijo. Gracias a la ayuda de varios amigos influyentes logró el consentimiento de Cánovas del Castillo; pero cuando Salvochea tuvo noticia de esta gestión escribió a su madre una carta apasionada en la cual le prohibía hacer esfuerzo alguno en favor de su indulto, declarando que prefería morir en la prisión antes que aceptar un favor de sus enemigos más acérrimos. En 1883 la Municipalidad de Cádiz hizo una nueva tentativa en este sentido, con todo éxito, y el Tribunal Supremo resolvió conceder la amnistía a Salvochea. Pero no habían contado con el férreo carácter del gran revolucionario. Cuando el gobernador de la colonia penal le leyó su indulto, Salvochea rompió el documento en presencia suya, declarando que para él sólo existían dos maneras de ser libertado: o bien por su propia fuerza o por medio de una amnistía general para los presos políticos. Es de imaginar la impresión que produjo su actitud. Renunció Salvochea a la libertad y continuó en la prisión. Pero nueve meses más tarde consiguió huir de La Gomera. Logró alcanzar un pequeño velero árabe con el cual llegó a Gibraltar. Después de una corta permanencia en Lisboa y en Orán se estableció en Tánger, residiendo allí hasta 1886, cuando, en virtud de la muerte de Alfonso XII, pudo volver a España, donde fue recibido con un entusiasmo indescriptible.
VIII1881 - Primer congreso público de los anarquistas españoles -El proceso de La Mano Negra - Proceso y condena de Salvochea -Penurias de su prisión - Intento de suicidio -Amnistía - Muerte de Salvochea
Volvió Salvochea en un momento oportuno. De 1874 a 1881 el movimiento anarquista en España atravesó un período espantoso. Las bárbaras leyes de excepción impidieron toda propaganda pública. Centenares de compañeros padecían en las cárceles y sin embargo el movimiento subsistía en las organizaciones secretas. Se editaban periódicos clandestinos, como por ejemplo El Orden, Las Represalias, La Revolución Popular, El Movimiento, etc. Sólo en 1881 terminó ese período aciago y ese mismo año se celebró el primer congreso público de los anarquistas españoles. De 1881 a 1892 el movimiento tomó un considerable incremento, estando Salvochea siempre a la vanguardia de sus camaradas. En 1886, es decir, poco tiempo después de volver a Cádiz, fundó un periódico anarquista, El Socialismo, y llevó a cabo una enérgica propaganda en Andalucía. En todas las aldeas organizáronse los labriegos y el anarquismo hizo un progreso enorme en la provincia entera. El gobierno contemplaba con terror ese movimiento. Trató de suprimir el periódico por medio de una serie de procesos, pero sólo consiguió fortificar la propaganda anárquica. Durante la aparición del periódico, de 1886 a 1891, Salvochea fue arrestado y condenando numerosas veces, pero su defensa enérgica ante los jueces producía gran impresión, infun diendo cada proceso más vigor al movimiento.Entonces el gobierno se valió de otro recurso. Ya a principios de 1880 había difundido la noticia de que existía en Andalucía una sociedad conspiradora, La Mano Negra, compuesta de asesinos y ladrones e influida por los principios anarquistas. La prensa reaccionaria repitió tantas veces esta invención que finalmente todo el mundo la creyó y millares de personas fueron detenidas y a menudo condenadas por ser miembros de la presunta Mano Negra. En el fondo, la policía tenía la intención de disolver en esta forma la poderosa Asociación de los labriegos españoles. El 1 de mayo de 1890, Salvochea organizó una grandiosa demostración revolucionaria en toda Andalucía, que produjo una impresión soberbia sobre los trabajadores de España. Al año siguiente, en la misma fecha, se verificó una manifestación análoga, aunque el gobierno había arrestado días antes a Salvochea y a otros compañeros. Poco después del 1 de mayo estallaron dos explosiones en la ciudad. A consecuencia de una murió un obrero y de la otra cuatro jóvenes. La prensa reaccionaria, desde luego, sospechó de los anarquistas. El Socialismo declaró inmediatamente que aquello era una estratagema de la policía, pero poco después un ejército de pesquisas y vigilantes invadió la redacción del periódico, "descubriendo" allí dos bombas que ellos mismos, claro está, habían preparado. El resultado fue que detuvieron a gran número de camaradas; Salvochea tuvo la misma suerte algunas semanas después.Sucesos análogos ocurrieron también en Jerez de la Frontera, una de las ciudades más revolucionarias de Andalucía. En agosto de 1891 fueron arrestados allí 157 anarquistas, acusados de pertenecer a La Mano Negra. Es claro que esas infamias de la reacción provocaron un odio encarnizado entre los labriegos y campesinos. Viendo pisoteados sus derechos más elementales, algunos centenares de ellos resolvieron libertar por la fuerza a sus camaradas encarcelados en Jerez. La noche del 8 de enero de 1892, 500 labriegos y artesanos penetraron en la ciudad de Jerez al grito de "¡Viva la revolución social! !Viva la anarquía!" Fueron muertos dos terratenientes; al principio los soldados se asustaron y de este modo los rebeldes lograron poner en práctica parte de su plan. Al amanecer, los revolucionarios se tuvieron que retirar después de una lucha sangrienta con la fuerza armada. La venganza de la burguesía fue terrible. El 18 de febrero de 1892 los anarquistas Lamela, Valenzuela, Bisiqui y El Lebrijano fueron ajusticiados. Murieron heróicamente, saludando a la muerte con el grito de "¡Viva la anarquía!" Y ellos resultaron los más felices; otros diez y siete compañeros fueron condenados a diez, doce, quince y veinte años de presidio y algunos aun a perpetuidad. Entre los acusados estaba también Salvochea.El gobierno lo acusaba de haber organizado la sublevación de jerez, estando encerrado en la cárcel de Cádiz. En esta última ciudad no hubo ningún juez que se hiciese cargo del proceso. En consecuencia Salvochea fue puesto a disposición de un consejo de guerra, el cual lo condenó a doce años de presidio.La actitud de Salvochea ante sus jueces fue valiente. Bien sabía que iba a ser condenado, costara lo que costara. Véase su diálogo con el juez: "Está usted obligado a contestar la verdad a todas las preguntas que le voy a formular". Salvochea: "Este proceso no es más que una comedia vergonzosa y yo estoy condenado ya antes de presentarme ante ustedes; por lo tanto no tengo nada que contestar". El juez: "La ley establece que el acusado que renuncia a responder a las preguntas que le plantea el juez reconoce su culpabilidad". Salvochea: "Estoy resuelto a asumir la responsabilidad de mi silencio". El juez: "Pero debe usted respetarme como juez". Salvochea: "Para mí todos los hombres son iguales. Yo no reconozco superiores y no tengo por qué respetarle". El juez le formuló todavía una docena de preguntas, pero Salvochea guardó silencio.Salvochea fue transportado a la cárcel de Valladolid, donde debía cumplir su condena. Al principio se le tuvo aislado completamente del mundo exterior y ni siquiera se le permitía escribir cartas. Sólo el 7 de noviembre de 1893, cuando estaba ya gravemente enfermo en el hospital de la prisión, se permitió que algunos íntimos amigos suyos lo visitaran. Su estado era de lo más espantoso que imaginarse pueda. El primer domingo después de haber llegado a la cárcel de Valladolid, el director le exigió que asistiese a misa. Salvochea se negó, diciendo que era ateo. "No importa -replicó el director- usted irá a la iglesia o de lo contrario lo encerraré en una celda subterránea". -"Prefiero la celda"- contestó Salvochea. Fue alojado en una cueva horrible, en un agujero oscuro, húmedo y frío. Pasaron algunos meses; Salvochea enfermó a causa de la humedad y sintió que sus fuerzas le iban abandonando de día en día. No podía esperar salvación alguna, porque España atravesaba entonces un período reaccionario. En este estado resolvió suicidarse, para poner fin a sus dolores. Con una vaina rota se produjo dos heridas profundas en las venas del cuello y en un costado. Luego se tendió en el suelo y perdió el conocimiento. Pero debido al horrible frio que reinaba en la celda su sangre se congeló en las venas y esta fue su salvación.Habiéndolo encontrado en tan espantoso estado el director se acobardó. Lo trasladó al hospital y poco a poco fue reponiéndose. Al recobrar la salud el director le ofreció un puesto de escribiente en la prisión, pero Salvochea se resistió a aceptar, diciendo que no quería ser un sirviente del Estado, ni siquiera en esa forma. El 21 de agosto de 1898 fue trasladado a la cárcel de Burgos. Allí su situación era mejor. Tradujo una obra de astronomía de Flammarion, produciendo algunos otros trabajos de carácter literario. Por fin, en 1899, cuando los prisioneros de Montjuich fueron libertados, gracias al vasto movimiento de protesta, se abrieron también para Salvochea las puertas de la prisión. Se dirigió a Cádiz donde el pueblo lo acogió con señalado júbilo. Su espíritu seguía siendo siempre el mismo, pero su salud, sobre todo la vista, sufría mucho a causa de los largos años de encierro.Salvochea se mostró activo hasta el final de sus días. Sacrificó sus bienes y su sangre, toda su fortuna, por el ideal en que creía y llegó a ser tan pobre como el proletario más indigente. Escribió numerosos artículos para la prensa anarquista de España y editó también algunos folletos. Su último trabajo literario ha sido una excelente traducción de Campos, fábricas y talleres de Kropotkin, que se publicó primeramente en La Revista Blanca y luego en libro.
IXSepelio de Salvochea
Esta es, brevemente narrada, la biografía de Fermín Salvochea, héroe y luchador. Su muerte causó un mar de lágrimas y su sepelio dió lugar a una manifestación enorme, en la que participaron cerca de 50.000 personas. De todos los pueblos y aldeas afluyeron los pobres y desheredados para despedirse del extinto. Centenares de mujeres besaban los labios fríos que antes llamaran con tanta frecuencia a la lucha por el pan y la libertad. Yal ser depositado en la fosa el cadáver del inolvidable camarada, millares de bocas exclamaron: "¡Viva la anarquía!"Salvochea ha muerto, pero un movimiento que cuenta en sus filas con semejantes hombres es invencible.
Rudolf Rocker (1945)