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CADIZ, ANDALUCIA, Spain

lunes, 22 de octubre de 2007

DOCUMENTO INEDITO QUE NOS REMITE JUAN CEJUDO



Guardo desde hace muchos años un documento sobre Fermín Salvochea. Tiene fecha de Septiembre de 1.976, en Cádiz y está firmado por El Grupo “Fermín Salvochea”.

Es un documento de 5 folios, pero el primer folio ( no sé por qué) no lo tengo.
Y del 2ª folio que conservo ( que es el primero), el primer párrafo está borroso.

Pero merece la pena copiar aquí esos 4 folios completos porque habla todo el escrito sobre Fermín Salvochea. Y el artículo está escrito, el 15 de Octubre de 1.899, por alguien con quien él convivió en Madrid:
SOLEDAD GUSTAVO, quien con FEDERICO URALES editaban en Madrid “Tierra y Libertad” y “La Revista Blanca” donde Fermín trabajó como traductor y escritor.

Paso a trasladar lo que ponen esos 4 folios ( no se podría escanear el documento que tengo porque la tinta es de baja calidad y en algunos tramos de difícil lectura)
( Juan Cejudo)


“ Como hombre estudioso y desligado completamente de compromisos políticos que tantas veces son causas a detener los impulsos nobles hacia ideales que se reconocen más perfectos, Salvochea, ilustrado y hombre de acción, tenía necesariamente que traspasarse al campo ácrata que germinaba entonces en la importante Internacional.

Pero como llenaríamos cuartillas tras cuartillas sin abarcar del todo lo mucho que puede decirse de aquellos tiempos, de los ideales de este hombre, simples biografiados, vamos a cumplir como tales.

Nació Fermín Salvochea y Álvarez en Cádiz el día 1º de Marzo de 1.842. Desde niño- dice el Sr. Canales- demostró ese amor al prójimo, ese cariño a sus semejantes y esa abnegación al desinterés que ha sido la norma de toda su vida y que forman la base de su conducta.

Fue educado en Inglaterra, donde marchó a los 15 años, permaneciendo entre Londres y Liverpool, dedicado al comercio, hasta los 20 años en que regresó a ésta.

Empezó a figurar en política por el año 1.866, estando interesado en la conspiración que tenía por objeto libertar a los artilleros presos en el Castillo del Cuartel San Sebastián, procedente de Madrid, que habían tomado parte en los sucesos del Cuartel San Gil y que debían ser trasladados a Manila.

Desde entonces en adelante continuó frecuentando las reuniones democráticas y los círculos obreros.

Prestó su actividad con otros importantes amigos, en todo lo relativo a la revolución de Septiembre; formó parte, verificada ésta, de la junta provincial del Gobierno y del Comité Democrático, hasta que los sucesos del 5 de Diciembre de 1.868, le dieron lugar de manifestarse tal cual es, sereno y de grandes recursos y energías mandando la lucha entre los revolucionarios que rechazaron el bando reaccionario del desarme de la milicia y los combates sucesivos hasta la capitulación y su arresto, que duró unos dos meses en el Castillo de Santa Catalina.

A su salida, el pueblo le ovacionó demostrando que sabe estimar la abnegación de los que con fe luchan.

En Septiembre de 1.869 vuelve Salvochea a la lucha en defensa de sus principios; marcha a Medina y desde allí, con los elementos ya dispuestos de ante mano, se une a las fuerzas organizadas en Jerez y Arcos, por Paul y Angulo, y en Ubrique por Diego Carrasco y Bohorque, con la que se formó la partida Republicana en la Sierra y con la que la Provincia de Cadiz respondió al reto que Sagasta lanzó para que se echaran al campo al Partido Republicano.

A los pocos días de la salida de Salvochea, marchó de Cádiz para la Sierra Rafael Guillén, Diputado de las Constituyentes, que tomó el mando de la partida y después de un desesperado combate que sostuvieron los federados contra fuerzas cien veces mayores en número, habiendo caído prisionero Guillén, que fue villanamente asesinado de un bayonetazo y dos tiros por orden del Coronel Luque.
En estas escaramuzas habidas entre federales, carabineros y civiles, también perdió la vida el ilustre Cristóbal Bohorque, admirable de abnegación y amor a las ideas de justicia y libertad.

Disolviese la partida y Salvochea, con otros, se fue a Gibraltar, de allí a París y Londres, regresando a España, en virtud de haberse acogido
a la amnistía concedida por entonces o sea el 1.871.

Elegido Diputado por las constituyentes, no pudo desempeñar el cargo por estar preso en el Castillo de Santa Catalina, pero una vez en libertad, le eligió el pueblo para Alcalde.

Aún molestando la modestia del amigo, y sin que se considere como adulación por nuestra parte, vamos a insertar el detalle de que en la Alcaldía suprimió los consumos (arbitrio), organizó los voluntarios, hizo grandes reformas para embellecer la ciudad y dejó las arcas municipales repletas de dinero, pues, con un presupuesto sumamente económico cubrió todas las aleaciones y sobró todavía.

Dejo la Alcaldía en el mes de Julio de 1.873, porque los sucesos cantonales le obligaron a aceptar el importantísimo cargo de Presidente del Comité de Salud Pública Provincial.

En tan difíciles circunstancias demostró una vez más sus especiales condiciones de serenidad, inteligencia, energía e inquebrantable fe en sus principios emancipadores.

Luchó contra todos los elementos contrarios; asumió él sólo, para sí, la responsabilidad toda entera de aquellos sucesos y se entregó a los vencedores, restituidos en autoridad. El tribunal que le juzgó en Sevilla, condenóle a reclusión perpetua en uno de los presidios menores de África.

Pablo Pérez Lazo, que por acompañar a Fermín también se presentó a las autoridades, fue asimismo condenado, pero en menos pena y marchó con su amigo al Peñón de la Gomera.

Los siete años que permaneció Salvochea en el Peñón, podemos decir, poetizando la vida tan excesivamente prosaica de nuestro biografiado, fueron un idilio. Y con esto reconocemos al amigo de hoy, que vive completamente fuera de la realidad, creándose un mundo tal como su cerebro lo concibe, no tal cual es.

Se gastaba los 100 duros que le mandaba su familia y el valor del tabaco que dejó de fumar, en socorrer a los desgraciados del Penal y los pobres de aquella población.

Queriendo ser aún útil la humanidad doliente, estudió Medicina Teórica y Práctica, aleccionado por los médicos allí existentes, llegó a perfeccionarse de manera tal que curaba y sus recetas eran válidas en la farmacia.

El año 1.884 solicitó el Ayuntamiento de Cádiz indulto para Salvochea, concediéndosele; pero nuestro amigo lo rechazó por no deber favores a nadie.

Pasado algún tiempo proyectó su evasión con los mercaderes moros que concurrían al Peñón de la Gomera, refugiándose en Gibraltar. De allí pasó a Lisboa y luego a Orán, y últimamente fijó su residencia en Tánger, donde era muy querido. Al fallecimiento de Alfonso XII se dio un indulto y pudo regresar a Cádiz con su respetable y bondadosa madre.

Una vez en libertad, propagó sus ideas que ya no eran republicanas, sino anarco-sindicalistas; fundó círculos obreros, el Periódico “El Socialismo” que engarzó las ideas anárquicas al corazón de esa Andalucía de carácter tan a propósito para entusiasmarse por la libertad y la emancipación humana, y llevó a cabo, el 1º de Mayo de 1.890, una importante manifestación en pro de la jornada de 8 horas. Al querer repetirla en 1º de Mayo de 1.891, la autoridad lo prendió teniéndole cuarenta y seis días encarcelado.

Posteriormente le ocurren sucesos bien trascendentales, cuales son la causa de los “petardos” encontrados en la redacción de “El Socialista”, y la complicación, que no se explica, pero que resultó, en los sucesos de Jerez, estando preso en la cárcel de Cádiz, que ocurrieron el 8 de Enero de 1.892.

Ni más ni menos le sucedió en Barcelona a Domingo Mir Durich, a quien se condenó como cómplice de Pallás, cuando al ir la policía a prenderlo encontrase que estaba preso a consecuencia de un alboroto en un meeting de estudiantes, sin embargo la injusticia se consumó, Mir fue condenado como cómplice del atentado de la Gran Vía, a cadena perpetua, que la extingue en el Penal de Ceuta.

Cuando la insurrección de Jerez, Salvochea, como hemos dicho últimamente, estaba preso en la cárcel de Cadiz; pero la burguesía, que sin duda quería acabar con él, forjó un complot en el que hubo autores, coautores y toda clase de cómplices, resultado : que, estando preso en Cádiz, y habiendo sucedido el hecho en Jerez, cayó sobre Fermín Salvochea una sentencia de doce años de presidio, trasladándose al Penal de Valladolid. Salvochea llegó allí la noche del 7 de Noviembre de 1.893, entrando en la enfermería en calidad de enfermo, donde fue visitado por algunos compañeros; a la vista del médico se privó a Salvochea de toda comunicación con el público y con los presos, únicamente le permitieron comunicarse seis veces: dos frailes, el director de la casa de locos y corresponsal de las dominicales, dos señoras amigas de su madre, el abogado federal Taladriz, el Dr. Esquerdo en presencia del Director y los periodistas de la localidad. Sin embargo, esto no fue obstáculo para que “El Imparcial” publicara, cuando el atentado de Cambios Nuevos, que pocos días antes había ido a conferenciar con él un anarquista. De la misma manera que el mismo diario publicó el 17 de Junio de 1.896 un telegrama de su corresponsal en Tarragona en el que, entre otras cosas, todas falsas, decía que yo había estado presa en la cárcel de Reus cuando el hecho del Liceo de Barcelona.¡Siempre esa prensa ejerciendo de policía depravado!

El primer domingo de su estancia en el Penal de Valladolid, al querer que fuera a oir misa como todos los demás reclusos, se negó, y después de un pequeño altercado, el director le amenazó con la misa o el calabozo, escogiendo Salvochea lo último. Fue encerrado en un calabozo oscuro, húmedo, y frio.

Arraigósele la idea del suicidio, al pensar que, entre lo húmedo de la mazmorra y lo débil que estaba iba a adquirir una enfermedad crónica, y antes que agotar sus fuerzas paulatinamente y con ellas la vida, pensó acabar de una vez. Para ello, valiéndose de una tijerita, sin punta ni filo, se infirió dos heridas en las arterias del cuello y una oculta en la ingle. Hechas las mordeduras, tendiose en una manta en el suelo y quedó dormido. Al hecho de haberse congelado la sangre en las heridas debe Salvochea la vida.

Restablecido ya, el director del Penal le llamó a su despacho, diciéndole que tenía muy buenas recomendaciones para él y que, por tanto, le ofrecía la plaza de escribiente u ordenanza.

Fermín no quiso aceptar porque no quería que sirvieran ni servir a nadie por lo que el director le mandó quedarse en la enfermería en calidad de enfermo.

Imposible relatar las mil peripecias que sucedieron a Fermín en el Penal de Valladolid; explicado, parecería que en vez de una biografía escribiese un pasaje de las mil y una noche.

Por fin, el 21 de Agosto de 1.898 fue trasladado al penal de Burgos, donde se encontró con los condenados por el proceso de Montjuich.

Allí, por lo regular, se entretenía estudiando Astronomía y traduciendo a los compañeros la obra de C. Flamnavión : “Las Maravillas del Cielo”, acompañando algunas explicaciones para hacerla comprensivas.

Otras veces, traduciendo versos del inglés o bien componiéndolos, que también lo hace, aunque sea revolucionario. A los que tenían gusto en aprender francés, se lo enseñaba.
Cuando no tenía otra cosa que leer, estudiaba el árabe y últimamente la ortografía fonética de Araujo, de la que es propagador.

A principio de este año, en el indulto dado, salió en libertad, regresando a Cadiz, donde el pueblo lo recibió con entusiasmo indescriptible porque seguía viendo en él el mártir de las ideas libres y emancipadoras.

Aposentado ahora en Madrid, tras tanto bregar por la emancipación humana, ha de trabajar, si encuentra trabajo, como el más infeliz jornalero.

Forma parte de la “Revista Blanca” y actualmente traduce del inglés al español, por cuenta del editor Lázaro, la última y hermosa obra de Kropotkin: “Campos, fábricas y talleres”.

A pesar de ser esta redacción, esta biografía le sorprenderá tanto como a mis lectores; pues conocedor de que él no habría de prestarme los datos para escribirla, necesitaba a los demás compañeros; nada le hemos dicho ni preguntado a él, costándome mil fatigas hacerme con los datos, y sobre todo, con una fotografía, pues Salvochea es muy refractario a retratarse. Habiéndolo logrado, casi por sorpresa.

Sagasta, el revolucionario que ayudó a destronar a Isabel II, en el pináculo del poder y de los homenajes; Salvochea, el revolucionario que se batió en los campos jerezanos para que fuera un hecho el destronamiento de aquella reina, carne del presidio. He aquí el camino por distintas veredas.

Sin embargo, en la conciencia de los buenos, echará el presidio hondas raíces, en tanto que el magnate será olvidado, cuando no bendecido.

Dispense el amigo Salvochea si me he atrevido a alzar el velo de su pasado, en la necesidad de estudiar verdaderos caracteres he recurrido a él precisamente porque es tan refractario a las exhibiciones y por ello muy digno de que se le imite.

Que tome, pues, el amigo Fermín estas líneas como prueba de sincera amistad, es lo que quiere

SOLEDAD GUSTAVO

NOTA ACLARATORIA: Este artículo biográfico fue publicado en Madrid en la 2REVISTA BLANCA”, en el número 32, página 203 ( y siguiente), el día 15 de Octubre de 1.899, segunda época.

“Hoy a los 69 años de la muerte de FERMÍN SALVOCHEA”, reproducimos esta biografía escrita por la que fue una gran luchadora, tanto por sus escritos, como por sus intervenciones en las tribunas de todos los Centros y Sindicatos Obreros de los pueblos y ciudades de España, propagando nuestras ideas emancipadoras del Anarcosindicalismo.

A los que seguimos siendo fieles a SALVOCHEA ,a sus ideas y a lo que él siempre representó y defendió, seguiremos como siempre ese camino sin claudicaciones y sin desmayo, hasta poder conseguir la auténtica libertad del pueblo trabajador”

LA “ROTURA NEGOCIADA” SERÁ LA TRAICIÓN AL PUEBLO CONSUMADA. LA LIBERTAD NO SE CONDICIONA, SE CONQUISTA”


El Grupo “Fermín Salvochea”

Cádiz- Septiembre- 1.976

COMPAÑEROS: ¡ACORDAOS DE LOS PRESOS”. “LA AMNISTÍA” LA DOSIFICAN DE MANERA IGNOMINIOSA LOS QUE MANDAN. QUEDAN LAS CÁRCELES DE LA MONARQUÍA MUCHOS HOMBRES DIGNOS, ENTRE ELLOS MUCHOS COMPAÑEROS. AYUDARLES Y APOYAR SOLIDARIAMENTE A LOS QUE LUCHAN, PARA TODOS ES UN DEBER”

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